CARTA SINODAL RESPECTO DEL NEO-EBIONISMO JUDAIZANTE

26.05.2011 01:30

CARTA SINODAL RESPECTO DEL NEO-EBIONISMO JUDAIZANTE

 

 

Localidad de Teusaquillo, Bogotá D.C., Colombia.

26 de septiembre de 2004.

 

A las amadas iglesias de las localidades de la región del Distrito Capital.

De parte de la comunión de obreros, colaboradores y ancianos que sirven entre vosotros.

 

Gracia y paz, comunión y victoria, de Dios nuestro Padre, por el Señor Jesucristo, en el Espíritu Santo.

 

Hemos visto la necesidad de escribiros esta carta, con el fin de aclarar lo relativo a la Palabra de Dios, en relación a las tendencias judaizantes hoy de moda. Debemos recordar que el apóstol Pablo, en su carta a los Gálatas (1:6-10), nos dice que hay un solo Evangelio, que fue el que ellos recibieron del Señor Jesucristo, y que ellos predicaron, y que por inspiración del Espíritu Santo fue escrito por ellos en griego, formando el Nuevo Testamento.

 

Pablo también advirtió a los corintios, en la llamada segunda epístola (2Cor.11:1-15), que la serpiente quiere presentar otro Jesús, otro espíritu y otro evangelio. Esto lo decía principalmente por causa de aquellos, que sin orden divina ni apostólica, salieron por sí mismos tergiversando el evangelio, perturbando las almas de los santos, sometiéndolos a la esclavitud del legalismo, apartándolos así de la debida dependencia de tan solo Cristo, haciéndoles caer de la gracia (Hch.15:1-29; Gal.5:1-6). Pareció bien al Espíritu Santo y a los apóstoles, no imponer la Ley de Moisés como fundamento de salvación a las iglesias provenientes de la gentilidad (Hch.15:22-29; Gal.2:1-21). Además, dice también la Palabra de Dios que no hay sino un solo Evangelio (Gal.1:6, 7). El Evangelio es uno y el mismo para judíos y para griegos (Rom.10:12, 13; 3:30 a 4:9, 10), para bárbaros y escitas, para hombres y mujeres, para ricos y pobres, para cultos e incultos (1Cor.12:13; Gal.3:28; Col.3:10, 1; Ef.2:11-22).

 

A partir de la Cruz de Cristo, la Palabra de Dios nos enseña que en cristo ya no hay judío ni gentil, sino que Cristo es el todo en todos los Suyos (Ibid); por lo tanto, es una inmensa necedad separarse de la confianza en Cristo, el Único suficiente para salvar (Gal.5:4, 5), y en vez de eso, volver a los débiles y pobres rudimentos y a elementos meramente tipológicos del Antiguo Testamento, tales como consideraciones dietéticas, festivas y legalistas (Gal.4:9-11; Heb.9:8, 9, 23; 10:1; Col.2:16, 17, 20-22; Mr.7:14-23; 1Cor.8:8). La Palabra de Dios nos enseña por medio del Mesías Jesús, que Cristo es la realidad de todas las fiestas tipológicas judaicas veterotestamentarias (Col.2:16, 17; Jn.4:22-24). Cristo mismo ya es nuestra Pascua, nuestro Pan (1Cor.5:7, 8), las Primicias (1Cor.15:20, 23), la Propiciación (Col.2:16, 17; 1Jn.2:1, 2. Los cristianos, al vivir en Cristo, estamos en el cumplimiento perfecto, perpetuo y permanente de la fiesta de la Expiación, y por tanto, no necesitamos celebrar el tipológico Yom Kipur, pues Cristo es el cumplimiento perpetuo de todas las fiestas judaicas veterotestamentarias tipológicas). El Espíritu Santo ya es nuestro Pentecostés (Hch.2:1-13). Cristo es nuestro Sábado (Mt.1:28-30; Col.2:16, 17; Heb.4:3, 10, 11; Oseas 2:1) y el cumplimiento de lo que anteriormente en el Antiguo Testamento era meramente profecía y tipología.

 

Moisés escribió que quien no oyera al Mesías, sería desarraigado (Dt.18:15-19; Hch.3:22, 23; 7:37). Y cuando, en el Monte de la Transfiguración, Pedro quería poner en un mismo plano a Jesús con Moisés y Elías, el Padre lo interrumpió, señalando únicamente a Jesús, y diciendo: “Éste es mi Hijo Amado, en el cual tengo contentamiento; a Él oíd” (Mt.17:1-6; Mr.9:2-8; Lc.9:28-36; 2Pd.1:16-18). Por esa razón, el gran fariseo, hebreo de hebreos, circuncidado al octavo día, irreprensible en cuanto a la Ley, de la tribu de Benjamín, Saulo de Tarso, hecho por el Señor apóstol y maestro de los gentiles, consideró todo aquello en quwe se gloriaba, como estiércol, por causa de la mayor bienaventuranza de ser hallado solamente en Cristo ( Filp.3:1-11). Los actuales neo-ebionitas judaizantes se jactan en lo que los Apóstoles desecharon.

 

Es la voluntad de Dios que el Evangelio acerca de Su Hijo Jesús, se predique a toda tribu, pueblo, lengua y nación, para constituir un solo Cuerpo, donde ya no hay judío ni gentil, sino que Cristo es la plenitud (Gn.12:3; 49:10; Am.9:1, 12; Hch.15:16-18; Mt.28:19, 20; Rom.1:1-7; Ap.14:6; Rom.12:4, 5; 1Cor.12:12, 13; Gal.3:26-28; Ef.2:1-22; 3:1-7; Col.3:9-13). El apóstol Pablo, por el Espíritu Santo, se preocupaba de que los gálatas hubieran sido hechizados, cuando los vio volverse a intentar guardar los días, los meses, los años; y temía que, si ellos seguían en eso, él hubiera trabajado en vano (Gal.3:1 a 4:11). A los colosenses también advertía, para que no se dejaran juzgar en cuanto a comida, bebida, sábados, novilunios, fiestas, apenas tipo de Cristo, pues, incluso en Él ya fuimos circuncidados, y somos en Cristo, simiente de Abraham (Col.2:11-17; Gal.3:26-29), las otras ovejas que el Mesías dijo que era necesario traer al redil, para tener en Él un solo rebaño y un solo Pastor (Jn.10:16), el Cuerpo de Cristo. Somos, pues, beneficiarios de un Mejor Pacto (Heb.7:22; 8:6, 7, 13).

 

Las personas mueran, pero los espíritus malignos que las perturbaban (1Tim.4:1; 1Jn.4:1) continúan. Así, las herejías judaizantes  y ebionitas, que se dieron en medio de la iglesia primitiva, tergiversando a Cristo y Sus Apóstoles y abominando de Pablo (se puede leer acerca del problema con los ebionitas judaizantes, en Isagogia Jacobea, que se encuentra en el libro Coletánea I del hermano Gino Iafrancesco V.), surgen de tanto en tanto en la historia de la Iglesia, pues los mismos espíritus de error intentan hacer de nuevo su letal trabajo. Así también, en esta época, los mismos espíritus anticristo judaizantes y ebionitas que negaban la divinidad de Cristo, Su concepción virginal por el Espíritu Santo, y anulaban la obra de Su cruz, están hoy de moda otra vez. Hoy en día muchos dicen ser judíos y no lo son; hasta se cambian el nombre y usan el hebreo, algunos pretendiendo negar la traducibilidad del Nombre del Señor, la cual, se puede ver inspirada en el Nuevo Testamento y en Su de la Septuaginta. En Brasil, por ejemplo, algunos comenzaron invocando el Nombre del Señor Jesús solamente en hebreo, pero luego blasfemaron de Él, al denigrar de Su Nombre traducido, aun a sabiendas de que se refiere a Su Santa Persona. Eso los condujo a bautizarse de nuevo en hebreo, como si el idioma hebreo tuviese alguna virtud salvadora; después negaron la salvación de los que creyeron el Evangelio e invocaron al Señor en el idioma propio de cada uno de ellos, como es el deseo salvador universal expreso del Señor en Su Palabra, el Cual originó las diversas lenguas humanas y angelicales, y quiere que en ellas y a ellas se predique el Evangelio acerca del Hijo de Dios. Luego negaron la concepción virginal de Cristo, al igual que los viejos ebionitas, diciendo que Jesús era hijo carnal de José y María, un mero profeta. Por fin, negaron la divinidad de Cristo al igual que los herejes ebionitas y los herejes álogos, y negaron también la superioridad del Nuevo Pacto, lo cual refuta la Epístola a los Hebreos. Por lo tanto, la comunión de obreros y las iglesias de Brasil, se vieron obligados a denunciar el asunto y advertir a los santos, para que no reciban tales doctrinas y espíritus heréticos ya las personas que los traen. Se adjunta el documento respectivo.

 

Los que desconocen los errores de la historia, tienden a repetirlos. Por lo tanto, nosotros hoy no podemos hacer otra cosa que la que hicieron los Apóstoles dirigidos por el Espíritu Santo. De manera que advertimos a las iglesias para que guarden distancia de las personas que tienen tales espíritus y sus doctrinas, y señalen a los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina apostólica que está en el Nuevo Testamento (Mt.7:15; Hch.20:29; Rom.16:17; 2Cor.11:3-5, 13-15; Gal.1:8; Filip.3:2; 2Tees.3:6, 14, 15; 1Tim.4:1, 16; 2Tim.2:20; 4:3, 4; Tito 3:9; 2Pd.2:1-3; 1Jn.2:18-28; 4:1-6; 2Jn.1:7-11; 3Jn.1:11-12; Jud.1:3-4; Ap.2:9; 3:9).

 

En el Señor Jesucristo se subscriben en orden alfabético:

Ricardio Arias (Rafuribes), Sixto Benavidez (Pte. Aranda), Germán Cárdenas (Cd. Bolívar), Hernando Chamorro (Teusaquillo), Daniel Cristancho (Teusaquillo), Manolo Durán (Teusaquillo), Miguel A. Guataquí (Teusaquillo), Gino Iafrancesco V. (Teusaquillo), Óscar Ordoñez (Pte. Aranda), Alejandro Pacheco (Teusaquillo),  Maximino Ramírez (Teusaquillo), Roberto Rodríguez (Mosquera), Andrés Salamanca (Chapinero), Orlando Salamanca (Chapinero), Ramón Sanmiguel (Cd. Kennedy),  Héctor Santoyo (Cd. Bolívar), Arcadio Sierra D. (Cd. Bolívar), Carlos Vargas (San Cristóbal), Jairo Vargas (Cd. Kennedy).