LA RED

26.05.2011 17:33

LA RED

 

 

     Les ruego que oremos. Querido Padre, en el nombre del Señor Jesús hacemos esta oración a Ti, porque sólo Tú nos puedes dar vida. Entregamos a Ti toda nuestra condición humana, toda nuestra sequedad humana, toda nuestra condición marchita; la olvidamos en Ti y la dejamos en la cruz; estamos abiertos en la fe para recibir de Ti la vida, la novedad de vida en Cristo, la que Tú nos has prometido y la cual deseamos de todo corazón por el Espíritu Santo. Encomendamos a Ti esta reunión, Tu palabra que vamos a considerar; que seas Tú mismo hablando por Tu Espíritu a cada uno de nosotros; aquí está Tu siervo; si Tú lo quieres usar, úsalo, pero que sea Tu propio Espíritu haciendo Tu propia obra. Nos ponemos en Tus manos confiadamente; miramos hacia Ti en el nombre del Señor Jesús. Amén.

 

     Hermanos, Dios mediante estamos continuando la consideración del misterio del reino de Dios, los misterios del reino de Dios, los misterios del reino de los cielos; de esos misterios nos hablan las parábolas del Señor Jesús, y las estamos considerando una por una. Ciertamente que la consideración de mi parte es apenas la de un miembro del cuerpo de Cristo; la riqueza en el cuerpo de Cristo es mucho mayor; muchos hijos y siervos de Dios han considerado esta parábola; unos la ven por un lado, otros por otro lado, y estamos apenas abriéndonos a esa Palabra; hemos confiado en el Señor que El nos ayudará.

 

     Vamos al capítulo 13 del evangelio de Mateo, porque dentro de los evangelios canónicos esta parábola de hoy solamente la registra Mateo; pero dentro de los documentos de la iglesia primitiva, el evangelio de Tomás también registra el logión número 8, el octavo dicho de entre los 114 del llamado evangelio de Tomás. Entonces vamos a ver primero el texto canónico, y luego les hago lectura de una versión de Tomás. En la Biblia primero, capítulo 13 versos 47 al 50: “Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces”, dice esta traducción de Reina y Valera, “y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera. Así será al fin del siglo, saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes”; esa es la traducción de Reina y Valera.

 

     Voy a leerles como registra el llamado evangelio de Tomás el logión 8, que se encontró en Nag-Hamadí; no estoy poniéndolo en el nivel canónico, pero informando a los hermanos para ilustración: “Y dijo: el hombre es parecido a un pescador prudente que echó su red al mar, la sacó del mar llena de pececillos, entre ellos encontró un pez gordo y hermoso; el pescador prudente tiró todos los pececillos al mar, y escogió al pez grande sin preocupación. Quien tenga oídos para oír, que oiga”; interesante como lo dice Tomás; quizás haya tiempo para comentarlo al final, pero comencemos por lo canónico.

 

     Volvamos, hermanos, a fijar nuestros ojos ya más detenidamente sobre estos cuatro versos de Mateo 13, del 47 al 50. Primeramente voy a hacer un comentario de la traducción, no exegético, sino textual. Dice: “Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge todo género…”; la palabra “peces” no aparece en el texto griego; solamente algunas versiones la suplen en itálica como para dar a entender que no es parte del texto griego; lo que dice es: “género”, todo género; realmente no son solamente peces; pueden ser incluso amibas, pueden ser incluso estrellas de mar, medusas, pulpos, etc., todo género; y luego allí donde dice el verso 48: “recogen lo bueno en cestas y lo malo…”, la palabra que se traduce allí “lo malo” es una palabra que se dice “saprá” en el idioma griego, que significa varias cosas. Cuando tú sigues esas raíces y esas palabras en el idioma griego, descubres que la palabra tiene muchos sentidos; y yo quise pasarles todos esos sentidos, o por lo menos algunos de ellos, a los hermanos, para que podamos entender mejor lo que el Señor quiere decir; lo tengo aquí anotado. Además de que algunos lo traducen “malo”, significa también “indigno”, significa también “corrupto”, significa también “necio”, significa también “perjudicial”, significa también “inútil”, significa también “podrido”, significa también “sin valor”, y significa también “incomible”, no se puede comer; o sea, esa palabra “saprá” que se tradujo aquí como “malo”, significa todas esas cosas; es usada, por ejemplo, en Efesios 4:29 donde dice: “ninguna palabra corrompida, necia, truhanería, salga de vuestra boca”; una palabra no sólo mala, sino corrompida; entonces esa palabra “malo” es realmente una traducción que es parte de la verdad, pero que no incluye todo lo que quiere decir; entonces todas esas palabras que acabamos de poner en lista están incluidas dentro de esa palabra “saprá”.

 

     Ahora sí, pasemos a la parte exegética: “Asimismo”, quiere decir que el Señor ha dado una serie de parábolas que las dio juntas; no es una parábola aislada, sino una parábola ensartada en una serie de parábolas, todas ellas hablando del reino de los cielos. El tema de las parábolas es el reino de los cielos; de manera que esa primera frase nos ayuda a tomar las herramientas hermenéuticas para interpretar la parábola. El contenido de esta parábola, y de las que están junto con ella en este capítulo 13, es el reino de los cielos. Dijo que estas parábolas las hablaba así como parábolas a los de afuera que no entendían, pero a los de adentro se les revelaba el misterio del reino de los cielos. El tema de estas parábolas, y de ésta también, es el reino de los cielos. Cuando tomas todos los versos que hablan del reino de los cielos, te das cuentas de que se están refiriendo al período de la iglesia con las venidas primera y segunda del Señor, y al reino que establezca el Señor cuando El venga por segunda vez, que es el reino milenial; esos son los dos principales capítulos del reino de los cielos: la vida de la iglesia y la venida del Señor para establecer Su reino que se manifiesta con el Milenio. Es recién después del Milenio que viene la resurrección general de los demás muertos, que viene el juicio del trono blanco, y viene después el cielo nuevo, la tierra nueva y la Nueva Jerusalén; pero estas cosas son posteriores al Milenio. Lo que la segunda venida del Señor introduce es el Milenio. Entonces el reino de los cielos abarca el período de la iglesia desde la primera venida de Cristo, como lo vamos a ver aquí, incluyendo la segunda venida del Señor y el reino del Milenio que El establece antes del juicio del trono blanco, antes del cielo nuevo y la tierra nueva y la Nueva Jerusalén.

 

Entonces esa primera palabra “Asimismo”, nos ensarta esta parábola en una colección de parábolas que todas ellas hablan del reino de los cielos. También la palabra “Asimismo” quiere decir que está hablando de lo mismo con otras palabras. A veces uno dice unas cosas con unas palabras, y después con otras palabras dice lo mismo; a veces puede ser para redondear, para completar, pero el tema es el mismo; o sea, está hablando de las mismas cosas; por eso dice: “Asimismo”; acababa de hablar las parábolas anteriores. Entre todas estas del capítulo 13 de Mateo, la que más se parece, y seguramente la que más nos va a ayudar a entenderla, es la parábola del trigo y la cizaña; inclusive hay palabras casi exactas al final de la parábola, como por ejemplo, fíjense ustedes allí cuando El está explicando la parábola del trigo y la cizaña, y en el verso 36 del capítulo 13 El llega al verso 40 y dice: “De manera que como se arranca la cizaña y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo”. Fíjense en esa frase que es casi igual: “Así será en el fin de este siglo”, el verso 49 ya dentro de la parábola de la red. Estamos considerando la red; dice: “Así será al fin del siglo”, así será al fin de este siglo; es decir, está usando el Señor la misma clase de frase; y no sólo ésta, sino más adelante, en el versículo 42 dice: “y los echarán en el horno de fuego, allí será el lloro y el crujir de dientes”; eso lo dice también al respecto de la cizaña; lo mismo dice aquí de los “peces malos”; dice el verso 50, ya dentro de la parábola de la red: “y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes”. Entonces vemos que el Señor está usando palabras similares en la parábola del trigo y la cizaña, y en parábola de la red; y esas dos parábolas pertenecen a un conjunto de parábolas donde el Señor revela los misterios del reino de los cielos, que tienen que ver con la Iglesia, con la venida del Señor, y el Milenio.

 

Y dice la parábola de la red: “Asimismo”; o sea que estamos viendo que debemos interpretar esta parábola teniendo en cuenta las demás. Entonces dice: “Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red”; en el griego hay varias palabras para red, porque hay varias clases de redes; hay redes que son pequeñas, que son de tipo individual, que son las que estaban remendando los apóstoles allá en el capítulo 4 al comienzo, donde el Señor Jesús vio a Jacobo y a Juan, los dos que remendaban las redes; esas son unas redes de uso individual, que tienen unos plomitos; cuando los pescadores ven un pequeño grupito o un cardumen de peces, entonces ellos tiran la red de una cierta manera; la red vuela y cae encima de ese grupo de peces, y los plomitos bajan y los atrapan a ellos; generalmente esa es una pesca de tipo individual; pero la palabra que usa aquí para red se refiere a las redes grandes, las redes corporativas que tienen que usarlas entre varios pescadores, no solamente un solo pescador, sino varios; a veces estas redes ponen una punta en la playa y la otra punta la introducen adentro con una canoa, y las dejan un buen rato; entonces abarca cantidad de espacio y cantidad de peces; por eso es que atrapa toda clase de “peces”; las redes individuales, cuando el pescador ve una especie de cardumen, que son generalmente de una misma especie,  atrapan un grupito pequeño; pero estas redes grandes se refieren más al trabajo general del cuerpo de Cristo; es una red barredora.

 

     Cuando aquí dice: “es semejante a una red”, nos damos cuenta de que cuando dice: “el reino de los cielos es semejante a una red”, no está hablando aquí solo del cielo; claro que habló de los cielos, pero no está hablando de estar en el cielo cantando, alabando al Señor con los ángeles, no; está hablando de la historia de la Iglesia, la red que se introduce en el mar; ustedes saben que el mar en la Biblia representa a las gentes, representa a los gentiles, al mundo entero que tiene toda clase de personas. Entonces el Señor mandó pescar en el mar, y utilizar una red que es una red del cuerpo de Cristo, es todo el servicio de evangelización, discipulado, fundación de iglesias que acontece en la historia de la Iglesia con el cuerpo de Cristo; es una red para pescar; y esa red está trabajando hasta el momento del fin del siglo; o sea que se refiere a todo el trabajo de la historia de la Iglesia, evangelizando, predicando la palabra, reuniendo personas alrededor del Señor, discipulándolas, enseñándoles; esa red está recogiendo personas; entonces dice: “es semejante a una red” de ese tipo, una red barredera, como le dicen el algunos lugares, “que echada en el mar, recoge de todo género”; aquí se tradujo “toda clase de peces”; la versión Recobro dice: “peces” ya en itálica mostrando que no es una palabra original; y otras traducciones no la incluyen, sino que escriben “género”; esto es interesante. Aquí el Señor nos está hablando que por medio del trabajo evangelístico de la iglesia, la reunión de la iglesia, el discipulado, la vida de la iglesia, hay muchas personas que se acercan a la comunión de la iglesia, muchas clases de personas, pero en el final, de esas personas muchas quedan fuera; o sea el Señor nos está mostrando que el reino de los cielos tiene un aspecto de apariencia donde muchas personas se llaman “cristianas”, pretenden ser de la iglesia, la iglesia misma, pero que son solamente nominales, porque a la hora de la verdad, cuando llegó el fin del siglo, y hubo que clasificar los peces a ver cuales eran comibles y cuales eran incomibles, se encontró un buen grupo de “peces” incomibles, o de animales del mar incomibles, indignos, sin valor, inútiles, malos, todos esos adjetivos que significa esa palabra griega “saprá”.

 

Entonces nos está hablando que el reino de los cielos lógicamente tiene una parte legítima, algo verdadero, personas que verdaderamente son hijos de Dios, nacidos de nuevo, que están representados por los peces buenos; pero también hay gente que está ahí en la misma red, todos juntos en la misma red, y no serán separados sino hasta la hora del fin del siglo, pero que son solamente nominales, que no son reconocidos por el Señor. Así como en la parábola del trigo y la cizaña tenemos el trigo mezclado con la cizaña; si arrancas el trigo, pues como las raíces del trigo están entrelazadas con las de la cizaña, puedes arrancar el trigo al arrancar la cizaña; entonces el Señor los deja crecer juntamente; y así también en esta red entran juntamente toda clase de “peces”; quiere decir que en las congregaciones cristianas, en los movimientos cristianos, vamos a encontrar gente verdadera mezclada con gente meramente nominal, meramente aparente; por eso se puede hablar de “cristianismo” y de “cristiandad”. Yo personalmente uso la palabra “cristianismo” para lo legítimo, y “cristiandad” para lo leudado, para lo que incluye además de lo legítimo, también lo nominal, lo aparente. Sin embargo, el Señor dijo que el reino de los cielos era semejante a eso. O sea que al principio, en el trabajo de la iglesia, hay toda clase de personas; pero habrá una clasificación, no mientras estamos en la red, sino cuando somos arrastrados a la playa, y no por los hombres, sino por los ángeles; los siervos fueron los que le dijeron al Señor: ¿quieres que vayamos y arranquemos la cizaña de entre el trigo? El Señor dijo: no, no sea que al arrancar la cizaña arranquen también el trigo. No somos los hombres los encargados de hacer ahora esas clasificaciones definitivamente rígidas, ni de hacer esas separaciones en que nos podríamos equivocar; podemos meter lo que el Señor no mete, y podemos sacar lo que el Señor quiere adentro; porque nosotros nos equivocamos; por eso Pablo decía: “no juzguéis nada antes de tiempo hasta que venga el Señor el cual aclarará lo oculto de las tinieblas y mostrará lo que hay en los corazones”; muchas veces nosotros nos podemos equivocar; y yo pienso que en la venida del Señor vamos a tener muchas sorpresas; personas que no imaginamos que iban a estar allá, estarán bien; y otros que pensamos que estarían adelante, estarán atrás, o a lo mejor ni estarán, no sabemos, verdad? Algunos se llaman el “vicario de Cristo”, y después aparecerán en el infierno, verdad? Y otros que eran tenidos como los peores herejes, estarán ahí como los vencedores, como Savonarola, a quien hoy le honramos, pero que en sus días fue considerado como de los peores. Así que no somos nosotros ahora los clasificadores definitivos; eso tenemos que entenderlo por esta parábola, y por la otra, que es junto con ésta: la del trigo y la cizaña.

 

Recogen todo género”; esa palabra género es muy interesante, porque cada semilla se reproduce según su género; entonces lo normal es que, por ejemplo, las gallinas producen más gallinas, los patos y las patas producen más patitos, y los leones producen leones, los perros producen perros; es decir, los géneros se reproducen entre sí; y así sucede en la cristiandad. Cuando hay personas que tienen una determinada línea, pues reproducen esa línea; y todos los que están con ellos, y que nacen de ese ministerio, tienen unas características parecidas; por eso ojalá nosotros seamos cristocéntricos, para que las características del Señor Jesús, no las del hermano Gino, ni de ningún otro predicador, sean las que nos caractericen, sino las propias del Señor Jesús; que seamos del género del Hijo de Dios, y no de cualquier otro género inferior, verdad?

 

     Continúa diciendo el verso 47: “y una vez llena”;me llama mucho la atención esta frase: “una vez llena”; aquí nos habla del kayrós, que es diferente al kronos; el kronos es el tiempo normal contado por horas, minutos, segundos, días, meses, años; y bueno, en treinta días se acabó el mes, y después de otros 30 o 31 viene el otro mes; y ese es un tiempo externo. Pero el kayrós es un tiempo espiritual, es el tiempo de la oportunidad, es el tiempo de la madurez. Nosotros calculamos mecánicamente por los tiempos; cuando se acaba la hora, se acabó la hora; pero el Señor ve es cuando se madure; por ejemplo, la parábola del crecimiento de la semilla dice: “y cuando el grano esté lleno”, no dice a tal hora y en tal mes, no; “cuando el grano esté lleno”; lo que el Señor mira es la realidad espiritual. El lo que mira es si el grano está lleno, si Cristo se ha formado; entonces “enseguida se mete la hoz porque llegó la siega”; la siega no llega en un horario de tiempo externo, sino que la siega llega cuando esté maduro Cristo en la iglesia; y lo mismo aquí usa esa palabra “una vez llena”; o sea que el Señor tiene una medida que tiene que llenar; inclusive El está dispuesto a soportar ciertos colmos de pecado y de persecución contra la iglesia, “hasta que se complete el número”; en el quinto sello recordamos que cuando las almas bajo el altar le dicen al Señor: Hasta cuándo no juzgas y vengas nuestra sangre de los que moran en la tierra?, aquellos mártires,  ¿qué les dice el Señor? Descansen un poco de tiempo, hasta que se complete el número; el Señor no pone un tiempo, El pone una sazón; es decir, una señora puede ser legalista y decir: estoy cocinando arroz, y tiene que durar 10 minutos acá; pero a lo mejor esos diez minutos eran 8 porque le puso mucho fuego, o a lo mejor eran 12 porque le puso poco fuego. Entonces, si vas a ser legalista, es el kronos; pero si vas a ser realista, la sazón no va a ser en la hora sino cuando se pruebe a ver si el arroz ya está cocinado; si no está cocinado, puede ser que la receta diga diez, pero lo deja 12; ese es el kayrós; en cambio el legalista es el kronos. El Señor no es legalista, El mira cuando la iglesia está madura. Mira, le dice a Israel: todavía no ha llegado al colmo la maldad de los amorreos; por lo tanto, tu pueblo, Abraham, va a estar cautivo 400 años allá en Israel; por qué? porque Dios no va a juzgar con Israel a los amorreos porque todavía su maldad no había llegado al colmo. Cuando llegó al colmo la maldad de los amorreos, llegó la hora en que el Señor mandó a Israel a juzgar como instrumento de Dios a esa nación corrupta, y les dio el reino a Sus hijos, a Su pueblo. Entonces el kayrós habla de la verdadera madurez de las personas.

 

A veces nosotros en lo externo somos legalistas. Bueno, tiene que haber ancianos en la iglesia, y los ponemos por fuera, porque como tiene que haber ancianos, nosotros los ponemos en el tiempo nuestro; pero el tiempo de Dios es cuando Dios los madura, cuando Dios les da encargo, cuando los pone a funcionar; esa es la hora real. Nosotros podemos decir: bueno, vamos a nombrar a fulano de pastor, y él tiene el título, pero no funciona como pastor. Pero, en cambio, no le ponemos ningún título, pero empieza a pastorear porque maduró, porque hubo formación de Cristo en él, esa persona funciona; eso es lo espiritual. Entonces cuando aquí dice: “y una vez llena”, se refiere al kayrós, el Señor está esperando la oportunidad real, analizando la realidad de las personas, no un acomodo legalista externo, sino el discernimiento de la realidad espiritual de Dios; “y una vez llena, la sacan a la orilla”; o sea la sacan a la orilla del mar;  no estamos ya en el régimen del mundo, sino que llegó la hora del fin del siglo; aquí es con lo que el Señor está comparando esto. Y dice: “sentados”, eso es un trabajo, aquí los pescadores entendían muy bien, ellos eran pescadores y el Señor les hablaba en parábolas, y ellos entendían perfectamente, “y sentados, recogen lo bueno en cestas; y lo malo echan fuera”. Entonces aquí lo malo es, como dijimos,  lo inmundo, lo indigno, lo inservible, lo incomible; o sea que en la cristiandad hay cosas inútiles, hay cosas incomibles, hay cosas inservibles que tienen que ser echadas fuera en la última hora por los ángeles de Dios; y aquí dice el verso 46: “Así será al fin del siglo”. Esta palabra siglo es la palabra aión del idioma griego, que se traduce eón, o era, o generación; no se refiere a lo que hoy le decimos siglo de cien años; ahora estamos en el siglo XXI; no es siglo de cien años, es era, o sea, la era del día del hombre, la era antes de la venida del Señor. Cuando viene el Señor es el fin del siglo, no del XXI, no del XXII, sino de la era, de esa dispensación, como dirían los hermanos dispensacionalistas. Aion es eón; mundo es cosmos, pero también está relacionado con las edades del mundo.

 

Así será el fin del siglo: saldrán los ángeles…”; me perdonan los hermanos que piensan diferente; no estoy imponiendo este punto de vista; es uno más de entre los miembros del cuerpo de Cristo; ahora me tocó la oportunidad a mi, después le toca a usted, y puede decir su punto de vista con toda libertad. Veo también que con la parábola del trigo y la cizaña el Señor menciona recoger primero la cizaña. Cuando uno es pre-tribulacionista, uno piensa: Bueno, el Señor va a recoger el trigo en el arrebatamiento antes de la tribulación, se van a tener las bodas del Cordero en los aires, en las nubes, y los demás se quedan aquí en la gran tribulación. Pero ¿qué dice la parábola del trigo y la cizaña, si usted la quiere ver conmigo? Dice el verso 30 del mismo capítulo, para ver la comparación entre la parábola del trigo y la cizaña y la de la red. En el verso 30 del capítulo 13, en la parábola del trigo y la cizaña dice el Señor: “Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega”; no es para siempre, es hasta la siega; “y al tiempo de la siega, yo”, o sea, el Señor, “diré a los segadores”, o sea, a los ángeles: “Recoged primero la cizaña”; si el Señor no hubiera puesto esta palabra “primero”, hubiera dicho simplemente: “la cizaña”; pero el Señor dijo: “recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero”; así que aquí aparece la cizaña siendo recogida primero y atada, y después el trigo. Esa misma secuencia aparece también aquí en la parábola de la red en el verso 49: “Así será al fin del siglo, saldrán los ángeles; y apartarán a los malos de entre los justos”, no dice a los justos de entre los malos. Como algunos dicen: aquí están los buenos, los hijos del reino, y aquí están los malos, y viene un arrebatamiento y saca a los justos, y se lleva a los justos, y se quedan los malos en la gran tribulación; no dice así; no dice sacar a los justos de entre los malos, sino a los malos de entre los justos. Así es; eso lo hacen los ángeles. Entonces el trabajo de los ángeles es, por una parte recoger a los malos, y también después recoger a los buenos. Hay versículos que dicen que el Señor manda a los ángeles a recoger Sus escogidos; o sea que hay ángeles que recogen escogidos; pero también hay ángeles que recogen malos. ¿Usted no cree que los malos querrían esconderse? ¿No dice allí el sexto sello: escondednos de la ira de Aquel, y se meterán en las cuevas, rocas, montes? escóndannos,  y querrán huir. Siempre la gente quiere huir; por eso el Señor manda ángeles para atraparlos, como a los ladrones hay que atraparlos, a los asesinos hay que atraparlos, a los delincuentes hay que mandarles el ejército, la policía y el DAS para agarrarlos. Bueno, así hará el Señor con la cizaña y con los peces incomibles o con los animales inútiles.

 

Sigue diciendo el versículo 49: “y apartarán a los malos de entre…”, ek es la palabra en griego, de entre, o sea, están todos juntos, y el Señor saca “a los malos de entre los justos”, en la misma secuencia de la parábola del trigo y la cizaña, que aparece aquí en la de la red, “y apartarán a los malos de entre los justos”; serán apartados los que causan tropiezos, como había explicado en la parábola del trigo y la cizaña; es decir, aquellas personas falsas, nominales, que dicen ser cristianas y no lo son, como dice el apóstol que algunos, llamándose hermanos, son borrachos, ladrones, adúlteros, maldicientes; y no dice que hay que matarlos o someterlos al tribunal santo de la inquisición, no dice eso; sí dice que hay que guardar distancia de ellos, no hay que comer con ellos, no hay que mezclarse, pero estamos en el mismo campo que es el mundo, ven? No se nos manda a establecer la llamada “santa inquisición” ; lo que se nos manda es a guardar distancia, evitar estar mezclados con personas que dicen ser sin serlo, a éstos evita; no dice: torturen. Es que hubo épocas en que entendieron que había que torturar, ¿verdad? No dice: “torturen”, sino evitarlos, con ellos no coman; eso es lo que dice, en ese espíritu; sin embargo, estarán siempre acá. Y dice: “y los echarán”, los ángeles mismos “en el horno de fuego”; aquí no usa la palabra gehena, ni la palabra hades; usa la palabra “káminon”, que quiere decir “horno” de fuego, pero es probable que sea el fuego en el cual van a estar personas durante el Milenio. En el Milenio habrá fuego.

 

     Aquí en Mateo, vamos a mirar en el sermón del monte, unas palabras acerca de este fuego; en el sermón del monte, en el capítulo 5, dice desde el verso 22: “Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego”. Si tú miras a ver qué palabra usa aquí, no es hades, sino gehena; o sea que hay una pasada por la gehena, y aquí le está hablando a hermanos;  en el caso de la parábola del trigo y la cizaña, y en la parábola de la red, parece que no se refiere a hermanos legítimos, sino solamente a personas nominales. Cuando estudiábamos la parábola del trigo y la cizaña, leímos 2ª de Pedro; especialmente el capítulo 2 describe muy bien a aquellas personas en medio de los hermanos, que son falsas, que les prometen libertad, pero que se la pasan dando gusto a su carne; y lo mismo también el apóstol Judas Tadeo en su epístola también las describe. Yo pienso que en las parábolas de la cizaña y la red no está hablando de una pasada temporal, aunque no aparece la palabra “eterno”, y no debemos agregársela donde no está; sin embargo, por el resto del contexto, al llamar los géneros malos, al compararlo con cizaña, hijos del maligno, al decir que son tropiezo, que van al fuego, eran personas no nacidas de nuevo; o si no, hermanos demasiado carnales. Si algunos son hermanos que nacieron de nuevo, pero en quienes prevalece la carne, seguramente que van a ser salvos al final, pero pasarán por fuego, como dice 1ª a los Corintios 3, que la obra de cada uno será probada, y si la obra de alguno se quemare, sufrirá pérdida, si bien el mismo será salvo, aunque así como por fuego. O sea que hay personas que son salvas, pero que pasarán por fuego; y hay personas que son salvas y no necesitan pasar por fuego, que retienen galardón completo. Juan dice que algunos no retienen su galardón completo.

 

     Quiero que los hermanos se familiaricen con esa expresión; aquí en el apóstol Juan, en la epístola segunda, que es la más corta de toda la Biblia y de todo el Nuevo Testamento, la 2ª epístola de Juan dice en ese contexto del trigo y la cizaña, el galardón y todo eso, porque el fin de la siega es una separación de peces buenos y malos, unos van para los cestos, los hangares; la palabra hangar es muy parecida en el griego, y las otras van para el káminon, o sea, el horno de fuego. Dice 2ª de Juan, desde el verso 7 para tener el contexto: “Porque muchos engañadores han salido por el mundo”; ahí está la cizaña o los peces incomibles “que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne”; o sea, son personas que no tienen el Espíritu de Cristo, porque el Espíritu de Cristo se conoce por su confesión acerca de Cristo, como lo dice la 1ª epístola de Juan capítulo 4. “Quien esto hace es el engañador y el anticristo”. El anticristo, no en el sentido del personaje final, sino que tiene el espíritu de anticristo; hay varios anticristos; hay un anticristo final, pero hay muchos anticristos, muchos tipológicos, muchas personas en quienes opera el espíritu de anticristo, que no son todavía el definitivo anticristo. Juan habla: “oisteis que viene el anticristo”, y también dice que habían salido muchos anticristos; esos muchos anticristos podrán ser tipológicos, pero el definitivo es el final. Entonces dice acá: “Quien esto hace”, que no confiesa la venida en carne del Señor Jesús, “es el engañador y el anticristo. Mirad por vosotros mismos”; o sea, somos responsables, “para que no perdáis”, no dice aquí la salvación, sino “no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo”. Entonces cuando habla del fruto del trabajo se relaciona con el galardón; si se pierde el fruto, se pierde el galardón. Si no se pierde todo, sino un poco, se pierde parte del galardón; o sea que puede haber un galardón incompleto, o puede haber un galardón completo; a veces en nuestro trabajo nosotros no velamos y abrimos la puerta a los engañadores, porque a veces somos ingenuos, a veces nosotros pensamos que la inclusividad de la iglesia es ingenua, y abrimos la puerta a los sapos, a las culebras, en la misma olla; y después nos hacen daño en el trabajo que hicimos, y decimos: ¿qué fue lo que pasó? Lo que pasó fue que no pusimos atención, y fue descuidada parte del fruto de nuestro trabajo. Nosotros, que llevamos trabajando un tiempo, sabemos lo que eso significa. Si algunos se salvaron, gracias a Dios se salvaron; si en algo legítimo fueron edificados, gracias a Dios; pero en aquello en que fuimos flojos, en aquello en que fuimos ciegos, o laxos, o cualquier otro error, allí perdemos parte de nuestro trabajo, y por lo tanto se hace incompleto nuestro galardón. Por eso esa frase quería que los hermanos la retuvieran: “que recibáis galardón completo”.

 

     Entonces, volviendo allí al capítulo 13 verso 50 de Mateo ya terminando, dice: “y los echarán en el horno de fuego, allí será el lloro y el crujir de dientes”; no dice eterno, y entonces no debemos poner la palabra “eterno”; pero de todas maneras si son cristianos sólo nominales, lógicamente que tendrán castigo. Si aún legítimos cristianos, nacidos de nuevo, que son parte de la Iglesia, participarán temporalmente de castigo. Por causa de algunos hermanos nuevos, ustedes me comprenden que tengo que repetir varias cosas, vamos a 2ª a los Corintios donde habla no del juicio del trono blanco, no del juicio a las naciones según Mateo 25, sino del tribunal de Cristo donde la iglesia es juzgada; dice allí en el capítulo 5 versículo 10: “Porque es necesario que todos nosotros”, este nosotros somos los cristianos, los hijos de Dios, los nacidos de nuevo, “es necesario que todos nosotros”, todos, ninguno se escapa, ni el propio Pablo, él esta incluido ahí, “comparezcamos ante el tribunal de Cristo para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo”, o sea que si hemos hecho cosas malas, ¿vamos a recibir acaso un galardón bueno en el tribunal de Cristo? No, no será un galardón bueno.

 

Y también para familiarizar a los hermanos que no lo están con esto, vamos a Lucas capítulo 12; vamos a leer desde el versículo 41 para tener el contexto inmediato: “Entonces Pedro le dijo: Señor ¿dices esta parábola (la del siervo vigilante) a nosotros, o también a todos? Y dijo el Señor: ¿Quién es el mayordomo fiel y prudente” (o sea, no está hablando a todo el mundo, sino a los mayordomos, los encargados) “al cual su señor pondrá sobre su casa, para que a tiempo les dé su ración? Bienaventurado aquel siervo”, está hablando de siervo, de mayordomo, no está hablando de la gente del mundo; eso no lo sabía Pedro; pregunta: Señor, esto del siervo vigilante ¿se lo dices a todos o a nosotros? Entonces ¿quién es el siervo, el mayordomo que el Señor encarga sobre su casa? ¿se refiere al mundo? ¡no!; se refiere a los suyos, amén?  No está hablando de la gente de afuera, sino de los que están sirviendo al Señor, hijos de Dios, nacidos de nuevo. Entonces dice en Lucas 12:42: “Y dijo el Señor, ¿quién es el mayordomo fiel y prudente al cual su señor pondrá sobre su casa, para que a tiempo les dé su ración? Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. En verdad os digo que le pondrá sobre todos sus bienes. Mas si aquel siervo”, no es otro, es el mismo, puede ser la misma persona, ser fiel o ser infiel. “Mas si aquel siervo”, o sea el mismo, “dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comenzare a golpear a los criados”, es decir, a tratar mal a los otros hermanos, hermanas, “y a las criados y a las criadas, y a comer y beber y embriagarse”, es decir, vivir sólo para su carne, “vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera”; la venida será conocida, pero la hora secreta, “y a la hora que no sabe”, oigamos siervos que estamos sirviendo pero a la vez poniendo problemas entre los mismos hijos de Dios: “le castigará” (no suavemente) “duramente, y le pondrá con los infieles”. Le castigará duramente; o sea que aquí hay un castigo de siervos. Con el tribunal de Cristo dice para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. Si es malo ¿qué va a recibir? No va a recibir aplausos, sino castigo duro. Dice: “Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó”, porque hay que prepararse también para hacer la voluntad de Dios; no sólo hacerla, sino prepararse para hacerla; “ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes”. Aquí habla de azotes y muchos, y de siervos azotados; no dice que esto es “eterno”; la palabra “eterno” no aparece, pero sí habla de “muchos azotes”. Dice: “Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá”; así que el Señor pedirá cuenta; según lo que te haya dado eso te demandará.

 

     Volvamos a Mateo, pero al sermón del monte de nuevo, para completar este asunto del castigo de siervos. Volvamos allá al capítulo 5 de Mateo; ahí el Señor, hablando de la ira, habló de la ira en el verso 21; ahí era donde estábamos ¿verdad? Habíamos visto que si se le dice necio o fatuo a un hermano, recuerdan? Vamos a continuar allí, verso 25: “Ponte de acuerdo con tu adversario pronto”; o sea que uno no tiene que dar vueltas, porque realmente las cosas se vuelan; hay que ir lo más rápido posible, “entre tanto que estás con él en el camino”, o sea, mientras estamos vivos y no morimos, o mientras el Señor no viene, porque a veces El no viene, pero morimos; por eso dice: “entre tanto que estás en el camino”, o sea que estamos en esta tierra antes de que el Señor venga, o antes de que alguno de los dos, o los dos, muramos. Entonces dice: “no sea que el adversario te entregue al juez”; a veces uno falta a las personas, las ofende, las agravia, y uno no se da por enterado, y la persona lo pone en las manos del Señor; tú conoces como es esto, está en tu mano, la persona no se venga, la persona soporta, la persona no reacciona mal, como Jesús dice que El dejaba en las manos de Dios las cosas, que él no respondía, ni se vengaba por sí mismo, sino que encomendaba todo a Dios; entonces ¿qué pasa si la persona a quien ofendemos encomienda a Dios la ofensa que le hemos hecho? Entonces dice: “no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil”; hay alguacil y juez, gracias a Dios, pero el juez también entrega al alguacil, “y seas echado en la cárcel”; claro que no es eterno, porque dice: “De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante”. Cuando pagas, sales; pero de todas maneras hay una cárcel, ¿verdad? Y si tú lees todo el contexto de lo que venía hablando, parece que habla que el que diga fatuo, el que diga necio, que no arregle con su hermano, irá al fuego; o sea que esa cárcel es el fuego, es el daño de la muerte segunda, temporal, hasta que se pague; eso es si esa persona es salva, pasa por fuego.

 

Ahora, cuando venimos a esta parábola de la red, que ya estamos terminando, allí el Señor no menciona la palabra “eterno”, pero tendríamos que decir que si es un hijo que necesita ser castigado, lógicamente que el Señor le es fiel a ese hijo, porque el Señor hizo una promesa. El Señor dijo así: Esta es la voluntad de mi Padre: que todo, ahí dice todo, no dijo 99%, todo lo que me diere, no pierda yo nada; el Señor dijo: todo y nada; de todos los que me dieres, o sea, todos los que el Padre trae a Cristo, que reciben a Cristo, y Cristo entra en ellos, todo lo que me dieres, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero; o sea que si una persona fue traída por el Padre al Señor Jesús, y el Señor Jesús lo recibe, a esa persona el Señor Jesús no la deja perder, porque eso fue lo que le encargó el Padre: “esta es la voluntad de mi Padre que de todo lo que me diere yo no pierda nada, sino que lo resucite en el día postrero”; en otro lugar dice también: “las ovejas mías nadie las arrebatará de mi mano, ni de la mano de mi Padre”; o sea que las ovejas legítimas no pueden salir de la mano del Padre; pero hay ovejas que son fallutas, que cometen fallas, fallonas, son falladoras; entonces van a tener que ser corregidas; no por ser siervos no van a ser corregidos.

 

Pero en el otro caso, el de los que no tienen el Espíritu, como escribe Judas Tadeo, que son solamente nominales, meramente aparentes, que son cizaña, que son como animales marinos incomibles, ahí yo no me atrevo a decir que esto no sea eónico. La palabra “eterno”, no aparece ni en la cizaña, ni en la red; por lo tanto yo no la pongo; así como no la pongo, tampoco la quito; Dios tratará a los nominales que no nacieron de nuevo, que creaban problemas y escándalos en la Iglesia; yo no me atrevo a poner lo que no está escrito; dejo que ustedes lo analicen; sólo termino donde El termina: “y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes”. Pero la misma frase se dice de las vírgenes insensatas, y ellas sí eran vírgenes, sí esperaban al esposo, y sí tenían aceite en su lámpara, pero no en su vasija; entonces el Señor usa en ese caso, en la parábola de las vírgenes, la misma frase en Mateo 25; allí dice en el versículo 11 en adelante: “Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco”. Esto no se refiere al conocer en cuanto a omnisciencia; el Señor conoce todo; es: no os reconozco; es en ese sentido; no lo reconozco como una persona de confianza. Tú mismo actúas así; tú haces tu trabajo, tienes tus personas amigas que conoces, otros apenas conocidos, y tienes que confiar algo a alguien; tú sabes a quien se lo confías. Bueno, este dinero se lo vamos a confiar a fulano, porques es una persona confiable, lo va a guardar, lo va a poner a recaudo, lo va a entregar, o lo que sea. Pero si la persona no actúa bien, la próxima vez tú dudas de si se lo vas a poner otra vez en la mano.  Si le vas a pedir un favor a alguien: Oye, toma la llave de mi casa y tráeme tal cosa, eso sólo a alguno a quien le tienes confianza le das las llaves, que son contados quizá con la mano; no a cualquiera le vas a dar la llave para que abra tu casa. Lo mismo es el Señor; El sabe a quién le confía y a quién no. Entonces aquí en la parábola de las vírgenes dice en el capítulo 25 de Mateo: “No os conozco”, o sea, no os reconozco; como quien dice: no tengo confianza en ustedes como para confiarles mi reino. “Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre habrá de venir”.

 

Y después viene la de los talentos, pero la de los talentos es continuación de la de las vírgenes, porque miren cómo comienza la de los talentos en el verso 14: “Porque”, o sea que lo que se explica en las vírgenes se explica en los talentos, “porque”, y habla de los talentos; y al final dice el versículo 30: “Y al siervo inútil”, siervo pero inútil, noten, “echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes”; vuelve el lloro y crujir de dientes y siervo inútil; era un siervo al que se le dieron talentos para emplearlos en el servicio del Señor, y los guardó, y no los usó. Entonces, hermanos, ¿cómo entender este versículo 50 de Mateo 13? Este horno de fuego, lloro y crujir de dientes, ¿es eónico o no? Sabemos que se refiere a los nominales, a la cizaña en la parábola del trigo y la cizaña; y el Señor usa la misma frase en la parábola del trigo y la cizaña y en la parábola de la red; no usa la palabra “eónico”; y la misma expresión de la cizaña y la red la usa en los talentos. Entonces, hermanos, ¿vamos a decir “eónico?”, no lo dice el texto, pero ¿será qué lo es? Yo lo dejo así, no voy a responderlo, termino con el interrogante. Si no es nacido de nuevo, ¿será que tendrá oportunidad en el Milenio, o después del Milenio, o no?  Yo por lo menos no lo sé; lo dejo ahí. Vamos a dar gracias al Señor.

 

     Padre eterno, a Ti sea gloria en la Iglesia; sólo Tú sabes lo que harás con los nominales al final; lo dejamos en Tus manos; lo que está revelado es para nosotros, y para nuestros hijos; lo que reservas es para Ti; aceptamos las palabras como están ahí en toda su medida. Señor, guárdanos para Ti, no queremos ser inútiles, ni cizaña, ni fatuos, ni insensatos; queremos ser fieles, diligentes y prudentes, y hacer lo bueno; y queremos tener galardón completo. Padre, en el nombre de Jesucristo, invocamos Tu nombre, nos ponemos en Tus manos sin condición ninguna para que Tú nos hagas prudentes, para que Tú nos hagas útiles, porque queremos estar contigo, queremos que Tú te alegres con nosotros. En el nombre de Jesús purifícanos y perfecciónanos, en Cristo Jesús, Amén.  q

 

Gino Iafrancesco V., 14 de enero 2005, Teusaquillo, Bogotá D.C., Colombia.

Transcripción de la hermana Marlene Alzamora, revisada por el autor.