PERSPECTIVA PRIMIGENIA Y TRASCENDENTE DE EDIFICACIÓN Y GUERRA (2) continuación

26.05.2011 16:13

 

Ahora vamos a Apocalipsis 9, verso 1; “El quinto ángel tocó la trompeta, y vi, (ah, aquí vemos a uno que cae), una estrella que cayó del cielo a la tierra; y se le dio la llave del pozo del abismo. (El no tenía la llave; el que tiene la llave es el Señor; pero cuando cayó esta estrella, se le permitió caer para liberar algunos espíritus para atormentar a los que quieren ser sus amigos, para que conozcan de quién están siendo amigos, a ver si se arrepienten a tiempo, antes de ir definitivamente al abismo; van a vivir sufriendo de las langostas del abismo por unos cinco meses, para que conozcan a dónde van a ir eternamente si no se arrepienten; o sea que esto que parece tan terrible es pura misericordia de Dios para que conozcan dónde van a ir para siempre si no arrepienten y creen en el evangelio; los deja vivir por cinco meses una gran tortura para mostrarles con quién se aliaron, a quién escogieron; no escogieron a Dios sino que se hicieron amigos de éstos, y miren cómo son éstos. Entonces se le dio la potestad de abrir el pozo del abismo, y se dice): Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como humo de un gran horno; y se oscureció el sol y el aire por el humo del pozo. Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se les dio poder, como tienen poder los escorpiones de la tierra. Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes. (El sello de Dios es el Espíritu Santo; eso lo dice en Efesios.) Y les fue dado, no que los matasen, porque Dios no quería que los matasen,) sino que los atormentasen, (Dios no quiere que los maten; al contrario, lo que Dios busca es que se arrepientan; pero ni aun así se arrepintieron.) …no que los matasen sino que los atormentasen cinco meses; y su tormento era como tormento de escorpión cuando hiere al hombre. Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán; (A usted ¿qué le parece ahora la juventud procurando el suicidio? hablando de eso, parece que están empezando a buscar la muerte; y dice: pero la muerte huirá de ellos.) El aspecto de las langostas era semejante a caballos preparados para la guerra; (ellos sí saben en qué guerra están contra nosotros; nosotros somos los que no sabemos,) en las cabezas tenían como coronas de oro; sus caras eran como caras humanas; tenían cabello como cabello de mujer; sus dientes eran como de leones; tenían corazas como corazas de hierro; el ruido de sus alas era como el estruendo de muchos carros de caballos corriendo a la batalla; (y es contra nosotros, pero se les impidió hacer daño a los que tengan el sello del Dios vivo. Hay que tener el sello del Espíritu, para no ser heridos por ellos,) tenían colas como de escorpiones, y también aguijones; y en sus colas tenían poder para dañar a los hombres durante cinco meses. (Miren que Dios tiene el poder y solo les dice, hasta aquí les permito, de aquí no pasarán. Dios les permite atormentar cinco meses, pero no les permite matar. Fíjense en el verso 11:) Y tienen por rey sobre ellos al ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en griego, Apolión. El primer ay pasó; (ese es el primer ay. Ahora fíjese en cómo se le llama a él. Aquí quiero llamarles la atención: Abadón y Apolíon, y es rey del abismo. En la Biblia la palabra abismo se le aplica también a los mares; los mares son también llamados abismos. Vamos a ver algunos versos; por ejemplo, vamos al libro del profeta Jonás. Jonás 2: Cuando echaron a Jonás al mar, dice Jonás: “Entonces oró Jonás a Jehová su Dios desde el vientre del pez, y dijo: Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó; desde el seno del Seol clamé y mi voz oíste. Me echaste a lo profundo, en medio de los mares, y me rodeó la corriente; todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí. Entonces dije: desechado soy de delante de tus ojos; mas aun veré tu santo templo. (Mantenía la fe, hermanos.) Las aguas, (oigan esto: Las aguas) me rodearon hasta el alma, (eh, hasta el alma.) Rodeóme el abismo”; porque es que existe no solo un mundo material sino un mundo espiritual superpuesto; y nosotros los seres humanos participamos de los dos mundos; con el cuerpo participamos de este exterior, pero con el espíritu participamos del interior, del invisible, y nuestra alma está entre los dos. ¿Ustedes no han visto a una persona cuando se está muriendo? parece que lo ve a usted y parece que está viendo visiones, que está delirando, está entre los dos mundos, está recibiendo información a través de los sentidos de un mundo, y está percibiendo espiritualmente otro mundo, y las dos informaciones se juntan en su alma y en su entendimiento, y ve las dos cosas. También hay personas a quienes Dios les abre los ojos con visiones, que son profetas, y perciben no solo este mundo natural sino también el otro mundo. Al mismo tiempo que Jonás estaba en las aguas, las aguas le rodearon hasta el alma y lo cercó el abismo; entonces usted ve la relación de los mares, de las aguas y de los abismos. Cuando los israelitas cruzaron el mar rojo, se dice que cruzaron por el abismo, y en el salmo habla de los abismos, referido a los mares; existe una relación. En Apocalipsis 20, cuando viene el juicio del trono blanco, algunos vienen de los mares, otros vienen de la muerte y otros vienen del Seol. El mar entregó los muertos que había en él, y la muerte, o sea las regiones de sombra de muerte, y el Hades, que no es lo mismo, entregaron los muertos que había en ellos, porque son diferentes entidades, la muerte y el Hades, porque entre esta vida y el Hades hay una región intermedia por la cual las personas son llevadas, y esa región intermedia se llama el Tánatos, o la muerte, o regiones de sombra de muerte; por eso se habla de las puertas, en plural, de la muerte, y de las puertas del Hades. A la muerte le sigue el Hades; no es lo mismo la muerte y el Hades, no. La muerte y el Hades tenían muertos en ellos, y estos dos, la muerte y el Hades, fueron echados al lago de fuego; pero también había muertos en los mares, dice Apocalipsis 20; y el mar dio los muertos que había en él; había muertos en los mares, muertos en la muerte y muertos en el Hades, y de esos tres lugares fueron traídos a la presencia del gran trono blanco. Y en cuanto al cielo y la tierra, se enrollaron como un libro y no se halló más lugar para ellos. Todas estas dimensiones desaparecieron, la del primer cielo y la primera tierra, y todas aquellas otras dimensiones espirituales comparecieron ante el trono blanco.

Entonces, hermanos, no es solamente una cuestión de aguas; la Biblia habla del ángel de las aguas, un ángel de Dios que tiene poder sobre las aguas; existe algo espiritual también allí y a este Abadón o Apolión se le llama el príncipe o el rey del abismo. Entonces, cuando volvemos a Génesis 1, cuando dice el verso 2 que “…la tierra se tornó desordenada y vacía y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo,”  claro que a este abismo se le llama los mares; pero fíjense en que estos mares aquí no eran todavía los que nosotros conocemos como océanos, porque recién en el cuarto día dijo Dios: júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar y descúbrase lo seco; y a este reunión de las aguas de debajo, del abismo, llamó mares. Así que las aguas a que se refiere en el verso 2, no se refieren a estos océanos como son hoy, sino a un estado caótico anterior a la formación actual de los planetas y de la tierra; no eran de la forma de este océano, las aguas de arriba que Dios las separó de las de abajo; solamente a las de abajo reunió, reagrupó, y formó los océanos; pero hay otras aguas sobre los cielos. Por eso miren, léanlo bien, dice el verso 6 “Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión”. O sea que fueron las aguas de debajo las que fueron reunidas en mares; pero antes de ser reunidas esas aguas, estaban en otro estado; y ese otro estado de las aguas y de los elementos era lo que se llamaba la faz del abismo; aun sobre los cielos hay aguas dispersas en nebulosas.

Acompáñenme, por favor, al Salmo 148; leamos desde el verso 1 lo siguiente: “Alabad a Jehová desde los cielos; alabadle en las alturas. (Comenzó por arriba porque es por allá que hay que comenzar.) Alabadle, vosotros todos sus ángeles; alabadle, vosotros todos sus ejércitos. (Bueno, ahora sí puede acercarse un poco aquí al sistema solar) Alabadle, sol y luna; alabadle vosotras todas, lucientes estrellas. Alabadle, cielos de los cielos, y las aguas que están sobre los cielos”. Estas no son las aguas que estaban debajo de la expansión; las aguas de debajo de la expansión fueron las que se juntaron y se llamaron los mares; pero Dios no habla solo de aguas a la de los mares; Él habla también de aguas que no fueron juntadas y que permanecen expandidas sobre los cielos; y la parte de abajo fue la que se junto en los mares. Dice que el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas; no era las de los océanos; todavía no eran estos océanos que nosotros conocemos, Atlántico, Pacífico,  Ïndico; era un caos universal que había, y el Espíritu de Dios se movía, y Salomón nos dice que se movía en círculo (Prv.8:27b), es decir, en órbitas. Cuando usted ve los elementos del universo, todos se mueven en órbitas; y quien los hace mover en órbitas es el Espíritu de Dios, y se forman los brazos espirales de las galaxias; y por eso se dice también que Dios extiende los cielos; y ese movimiento de expansión de los cielos, que se descubrió por el efecto Doopler, la ciencia lo descubrió despuées de que a él se refiriera ya la Biblia  desde hacía mucho tiempo. La Biblia ya decía desde muy atrás acerca de esta expansión y de este movimiento. Pero fíjese en que habla también de aguas que están sobre los cielos. Entonces, por eso, cuando oímos la palabra aguas, y del abismo de las aguas, y de la faz del abismo, no tenemos que traerlo a la configuración actual. Solamente a partir del cuarto día del heptamerón comenzó a tenerse la forma que nosotros conocemos; inclusive, antes del diluvio, todavía era distinto a lo que fue después del diluvio; era una situación diferente; y antes de los días 2º y 4º era una situación caótica universal.

Las mitologías antiguas se quedaron diciendo que todo comenzó con el caos; pero realmente Dios empezó antes; y algo produjo ese caos. Ahora, aquí la Biblia nos dice que ya cuando el hombre fue hecho, había una serpiente antigua que Apocalipsis llama el diablo y Satanás, de la cual había que cuidarse. Entonces, hermanos, cuando se nos menciona ese personaje llamado el ángel del abismo, Génesis nos hace entender un poco más quién es el hombre, pues ahora es el hombre quien debe señorear sobre los peces del mar, en la misma jurisdicción de Abadón o Apolión.

El hombre.-

Entonces, volvamos a Génesis, ahora sí a Génesis 1:26; porque es que si lo leemos sin tener todo el contexto, entonces no entendemos dónde nos puso Dios. Acordémonos de un versoque habla en Ezequiel acerca de quién había estado en el Edén primero. En Edén, en el huerto de Dios estuviste; el querubín Lucero estuvo en el Edén. Ahora, acordémonos también a quién es el que la palabra del Señor llama el príncipe de la potestad del aire. Y acordémonos igualmente quién es el ángel del abismo, y la relación del abismo con las aguas y los mares. Ahora sí: “Entonces dijo Dios, verso 26: “Hagamos al hombre a nuestra imagen,... como quien dice, hagamos una criatura máxima que nos represente a nosotros, ya habíamos hecho un querubín que quiso ser semejante a Nosotros por sí mismo. Pero vamos a hacer Nosotros por Nosotros uno que sea como Nosotros, y vamos a otorgarle el que nos represente a Nosotros, el que Nos canalice, que viva en comunión con Nosotros, por medio del cual Nosotros podamos ejercer autoridad; vamos a darle Nuestra imagen y Nuestra semejanza; y vamos a darle a él el dominio. Y ¿qué dominio? este dominio: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar. Ah, pero había un ángel del abismo que hasta ahí había señoreado; pero ahora ya no va a ser él; ahora vamos a entregarle ese señorío al hombre. Y dice: y en las aves de los cielos. Ah, ahora es el hombre el que va a reinar en las aves de los cielos; antes en los aires estaba el príncipe de la potestad del aire; pero ahora Dios va a colocar a una criatura que va a recuperar el reino de Dios. Y también reinará sobre todo lo que se arrastra sobre la tierra, sobre la serpiente. Hermanos, para eso fue creado el hombre, como avanzada para la recuperación del reino de Dios; porque había habido un rebelión en los aires, en los lugares celestiales.

Israel en Canáan.-

Hermanos, Dios preparó a Israel para desplazar a los gigantes cananeos; ya estaban los cananeos ahí, pero Dios hizo un pactto con Su pueblo y les dijo: si ustedes me son fieles, Yo seré con ustedes, y ustedes van a destruir a esos gigantes, van a derribar a los cananeos, y van a destruir sus altares, sus dioses; no van a aprender sus formas; ustedes son los encargados de comenzar una civilización nueva, un reino nuevo; esa es la edificación. Pero esa edificación es en medio de una guerra; existen espíritus y existen sus agentes que tienen un mundo según los principios de Satanás; es como decir, los cananeos en Canaán; pero ahora el Señor tiene una criatura que, si le es fiel, le va a entregar el reino; pero lo va a poner en el Edén. Y, claro, en el Edén había estado aquel querubín; por eso tienes que guardarlo, no tienes que abrir la puerta; si eres muro edificaremos, pero si eres puerta la guarneceremos; ¿se dan cuenta?

¿Misión o corrupción?-

Existe un mundo espiritual que quiere invadir también al hombre; Satanás sabe quién es el hombre; pero el hombre no sabe quién es, porque esto está revelado en la palabra de Dios, y Satanás siempre distorsiona la verdad: ¿Con que Dios ha dicho… o sea, la palabra de Dios es esa, pero yo tengo otra propuesta, tengo otra palabra, dice Satanás. Dios dijo que moriréis…mentira, no moriréis sino que seréis como Dios. Lo que él había dicho: seré semejante al Altísimo. El mismo principio se lo impuso al hombre. Seréis como Dios sabiendo el bien y el mal. O sea, Satanás corrompió al policía que le fue puesto, se lo compró. Es como cuando se hace toda una organización, como por ejemplo, la DEA, el departamento antinarcóticos, para ir a atrapar a los narcotraficantes; pero los narcotraficantes se compran a los agentes de la DEA, y resulta la DEA una agencia infiltrada por los narcotraficantes. Cuando estuve en Paraguay, leí unos documentos de acseso restringido donde se denunciaba que la cocaína se guardaba en la misma embajada de los Estados Unidos por toneladas. Eso es lo que hizo Satanás, se compró al alguacil, se compró al que tenía que guardar el Edén. Pero el Señor ya lo tenía previsto; ahora la redención nos devuelve a nuestro verdadero lugar. Tenemos que entender quiénes somos, y qué quiere Dios edificar, y cuál es la guerra, dónde comenzó, qué sucede cuando nos descentramos de Dios y nos centramos en nosotros mismos. Cuando dejamos de mirar a Dios y nos miramos a nosotros mismos, ahí empieza el otro reino, el de las tinieblas; el otro reino comienza cuando nos miramos a nosotros mismos y nos ponemos en el lugar donde solo debe estar Dios. Hay que entender eso. Amén. Es necesario comprender en qué consiste la guerra, en dónde nos puso Dios; nada menos que en medio de los enemigos.

¿Dónde puso Dios a Israel? Nada menos que en medio de Canaán. Pero en Canaán había gigantes y los israelitas  decían: Eh! pero nosotros parecíamos langostas frente a esos gigantes. Volvámonos a Egipto, pues allí comíamos puerros, ajos, pepinos y tomates. Aquí esto fue Meriba. Gimieron por haber gigantes, y no entraron, y se acobardaron. Pero los que creyeron, como Josué y Caleb, dijeron: con nosotros está Jehová, más podemos nosotros que ellos, los comeremos como pan: Esa es la actitud que debemos tener ante Jehová, ante Yahvé Sabaot, el Señor de los ejércitos. Ve hermano? Hay una guerra que hace tiempo comenzó, tal como lo hemos estado leyendo; y nosotros fuimos puestos aquí para cultivar y guardar, edificar y guerrear, sojuzgando la tierra para nuestro Dios, mediante una vida corporativa en unión con Él que represente y canalice a la Trinidad divina. Hermano, tenemos que entender que vinimos a cumplir una misión: representar a Dios. Escrito está: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza y señoree precisamente ahí, donde merodea el enemigo. ¿Dónde? En los peces del mar, en las aves de los cielos, sobre la tierra y sobre todo lo que se arrastra sobre la tierra. Sobre la serpiente. Y ¿dónde fue colocado el hombre? En el Edén, en donde había estado aquel querubín. Dios espera, pues, algo del hombre. Tenemos que entender, pues, para lo qué fuimos creados, y para qué estamos aquí.