PERSPECTIVA PRIMIGENIA Y TRASCENDENTE DE EDIFICACIÓN Y GUERRA

26.05.2011 16:03

 

EDIFICACIÓN Y GUERRA

Capítulo 2

PERSPECTIVA PRIMIGENIA Y TRASCENDENTE

 

Yendo a los orígenes.-

En el día de ayer, y con la ayuda del Señor, comenzamos a introducirnos, según las palabras del Señor Jesús y otras palabras de la Biblia inspiradas por el Espíritu Santo, en dos conceptos claves que aparecen a lo largo de toda la Biblia; que son el concepto de edificación y el concepto de guerra. Necesitamos ahora profundizar un poquito más, dar un paso más en la consideración de los mismos asuntos, pero tomándolos, ojalá, con la ayuda del Señor, en un contexto más amplio; sí, ojalá lo más amplio posible.

Entonces, para eso, debemos remontarnos, tanto al libro del Génesis, donde aparecen unas primeras palabras reveladoras de parte del Señor y Dios nuestro acerca de estos asuntos, como también considerar otros pasajes que son clásicos, y que nos muestran y revelan asuntos acontecidos en el cielo. Debemos, pues, remontarnos, incluso, hacia antes de la creación del hombre, para poder entender, en relación con la edificación, el propósito eterno de Dios. Hay pasajes de la Biblia que se remontan al propósito eterno de Dios. Dios no se ha quedado callado en relación a su propósito, en relación a su objetivo. Y también en relación a la guerra tenemos que remontarnos a pasajes de cosas que acontecieron también antes de la creación del hombre, que tienen que ver con seres espirituales en los cielos, donde comenzó una rebelión que se ha extendido por todo el universo; y es en el contexto del propósito eterno de Dios, y en el contexto de esa rebelión, que nosotros debemos entender estos dos conceptos claves de edificación y de guerra.

Entonces, por una parte, vamos a Génesis 1, y vamos a ir releyendo; y digo releyendo, porque sé que varios hermanos ya han leído varias veces esto, amén? Y estamos aquí para considerar juntos estas cuestiones, y para ver cómo el Espíritu Santo nos ilustra con Su palabra, y nos prepara, y nos capacita; porque eso es lo que está haciendo Dios; eso es lo que está haciendo Cristo; eso es lo que está haciendo el Espíritu Santo; dándonos conciencia clara, ubicándonos para que no estemos perdidos, sino hallados, y estemos en nuestro debido lugar.

Entonces voy a ir al libro del Génesis, y quiero llamar la atención, en el capítulo uno, a algunos detalles; desde ya vuelvo y digo, como ayer, que no pretendo hablarlo todo yo, ni dar la última palabra; solamente es, digamos, como una de las palabras entre ustedes; y ustedes también, con lo que el Espíritu les dé para complementar, pueden complementar. Amén. Entre todos está el Señor, y por medio de todos Él puede hablar; lo importante es estar atentos a Su Espíritu. Amén.

 

Heptaemerón.-

En el capítulo uno de Génesis, quiero llamarles la atención, para ir comenzando a captar este asunto de la guerra, y después de la edificación,  al Heptaemerón; palabra que significa: “los 7 días”, y que viene de hepta: siete, y emera: día. Aquí aparece ese pasaje de los siete días, que ha sido llamado por algunos, de la creación. Este pasaje es inspirado por el Espíritu Santo, como así lo reconoció Jesucristo resucitado; y prefiero confiar en la enseñanza del Señor Jesús resucitado, y no en la de algunos filósofos o críticos que ya están podridos y en el Hades; prefiero la interpretación de Jesús, y no la de los disputadores de este siglo, de quienes  san Pablo, con mucha sabiduría, pregunta ¿dónde están?, ¿dónde están los disputadores de este siglo?; la respuesta es terrible: los cadáveres de sus cuerpos están llenos de gusanos, y sus almas están en el infierno (hades). Allí están. pero el Señor Jesús resucitó de los muertos, y Él creyó en ésta palabra. Y yo soy cristiano. Los cristianos aprendemos a pensar, y a creer, con Jesucristo; poco a poco Él nos conduce a darle la razón a Dios; no a la fuerza, sino que poco a poco nos persuade. En ésta Palabra quiero llamar la atención a unos detalles curiosos. Ésta Palabra es, pues, inspirada por Dios. Jesús dijo: “La Escritura no puede ser quebrantada (Jn.10:35b); es inquebrantable; y: “el cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán (Mt.24:35; Lc.21:33). Y Él resucitó. Él tiene credenciales; creo que es el único que ha presentado tales credenciales; los demás se quedaron muertos, mostrando que estaban en la mentira; pero Él resucitó de entre los muertos, demostrando que estaba en la verdad, ante testigos que pusieron su cabeza por ese testimonio.

San Pedro estuvo dispuesto a ser crucificado boca abajo, porque él sabía con quién había comido después de que resucitó. Amén. Él estaba seguro. San Pablo también decía: …yo sé a quien he creído” (2Tim.1:12c) y …guarda mi depósito…” (Ibid) ; y por eso puso la cabeza , y  lo decapitaron; pero él fue gozoso a la muerte, porque había conocido la resurrección y la vida, y la inmortalidad que fue sacada a luz por el evangelio. Lo demás son teorías de hombres pecadores y que ahora están podridos; pero Jesús es la Palabra Viva de Dios, demostrada en una resurrección histórica.

En el capítulo uno del Génesis, ustedes ven que aparece el heptaemerón, continuándo en el segundo capítulo; o sea, los siete días. Si ustedes se fijan en el verso cuatro, después del primer día, dice: Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día”. Aquí en este primer día, se nos habla que Dios vio que era bueno.

 Ahora pongan atención al segundo día: Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe la aguas de las aguas. E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así. Y llamó Dios a la expansión Cielos. Y fue la tarde y la mañana el día segundo.

Tercer día: “Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco...”. Lo seco es el protocontinente Pangea, cuando los continentes formaban un solo bloque. Y dice: ...Y fue así. Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Y vio Dios que era bueno”. Fíjense que es en el tercer día en el que vuelve Dios a ver que era bueno.

Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno. Y fue la tarde y la mañana el día tercero”.

En el día primero se confiesa que era bueno; en el día tercero se confiesa que era bueno; lo mismo sucede en el día cuarto, y en el día quinto; y en el día sexto, cuando el hombre fue creado, lo dice de la siguiente manera; está aquí en el capítulo uno, versículo 31. Vamos a ver la parte del hombre. Desde el v.26 está la creación del hombre; pero en el v.31 dice así en el sexto día, cuando la creación del hombre: Y vio Dios todo lo que había hecho...”; hasta aquí no había sido todo; hasta aquí había sido una hechura por partes; pero cuando llegó al hombre, varón y hembra, coronó el trabajo de creación; ahora dice: todo. Hasta que no apareciera el hombre, todavía no era todo, todavía Él no descansaba. Fue cuando fue creado el hombre, cuando ahora se pudo hablar de todo lo que había hecho; y ahora sí viene el descanso de Dios. O sea que el hombre es la coronación de la obra de Dios. La obra de Dios fue por partes, y culmina con el hombre a Su imagen. Fue lo que Dios dijo para el hombre: “Hagamos al hombre a nuestra imagen...; la obra culmina con el hombre a Su imagen; recién ahí Dios termina éste trabajo, recién ahí Dios descansa. Dios descansa solamente cuando el hombre es hecho a Su imagen. Mientras el hombre no sea hecho a Su imagen, Dios está trabajando. Pero ahora se dice: “Y vio Dios, (verso 31 del capítulo 1) todo lo que había hecho y he aquí que era bueno en gran manera.” Ahora aquí aparece un detalle, ahora no es solamente bueno, sino bueno en gran manera. Hasta aquí, en el día primero, en el día tercero, en el día cuarto y en el día quinto las cosas eran buenas; pero ahora en el día sexto son en gran manera buenas.

El segundo día.-

Pero ¿se fijaron que en el día segundo Dios no dijo que era bueno? Acerca del día segundo específicamente, Dios guardó silencio. No dice Dios específicamente, como en cada uno de los otros días, que era bueno. Al final Dios lo engloba todo como una buena obra, pero en este segundo día específico es como si Dios reconociera que había algo malo que estaba en los aires y en los abismos, que es de lo que se trata en el día segundo. Dios no hizo nada malo en el día segundo, pero allí dejó lugar para cierta presencia maligna. Entonces, por eso, regresando al capítulo 1, versos 1 y 2, ahí encontramos un primer indicio de por qué Dios no dijo que era bueno. Es decir, se quedó callado.

Tohú wa bohú.-

“En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. Ahí hay un punto; pero luego dice: “Y la tierra...”, y aquí este traductor tradujo: “...estaba desordenada y vacía”. Pero esta palabra que aquí en el español de esta traducción se tradujo estaba, viene de la misma palabra hebrea que se usa en aquel pasaje de la mujer de Lot, cuando se dice que ella se tornó, o se volvió, estatua de sal. O sea que, cuando aquella mujer de Lot se volvió para ver a Sodoma, dice entonces La Escritura que se volvió, o se tornó, en estatua de sal; es la misma raíz de ésta palabra que aquí el traductor colocó: estaba. Sin embargo, el mismo traductor, ante la misma raíz en hebreo, más adelante tradujo: se tornó, se volvió, en estatua de sal. La misma situación acontece unas dos docenas de veces en otros pasajes.

O sea que algo aconteció en el mundo espiritual, lo cual produjo el efecto del versículo dos. Podríamos legítimamente traducir esta palabra: “Y la tierra se tornó desordenada y vacía”; las palabras desordenada y vacía generalmente se usan como resultado de un juicio. Además, dice claramente Dios mismo en Isaías 45:18c que Dios no creó la tierra de esa manera. Si se lee el pasaje en hebreo, se verá que Dios usa la misma expresión de Génesis 1:2. Tohú wa bohú es la expresión hebrea para decir desordenada y vacía. Pero en Isaías 45:18c Dios mismo dice que Él no creó la tierra bohú, es decir, vacía, o en vano. Dios no es Dios de confusión sino de orden. Siempre que aparece el desorden y la vacuidad, es porque hubo un juicio de Dios.

Aquí en Génesis 1:2, por lo tanto, hay un indicio de algo que, aunque en este pasaje está encubierto misteriosamente, no obstante, aparece en otros pasajes más adelante, revelado claramente por Dios por boca de sus profetas. Aquí está hablando de la creación, formación, hechura y composición de los cielos y la tierra, y del hombre; aquí no está describiendo en detalle cómo son las regiones celestiales ni cómo Dios trató con los seres ángelicos y del mundo invisaible. Aquí Dios se está concentrando en función del hombre; pero, claro, Él comienza por el principio. En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Listo, ahí está todo; pero ahora va a describir: “Y la tierra se tornó...”; esta misma palabra se puede traducir así con toda legitimidad. Se tornó, se volvió, así como la mujer de Lot se tornó estatua de sal, así “...la tierra se tornó desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas”. O sea que aquí vemos una condición caótica primordial, mas que no comenzó con el caos, sino que el caos llegó a ser caos por algo que aquí está implícito, pero que en otros versos está explícito.

Más adelante, cuando aparece la creación del hombre en el capítulo dos, se le dice lo siguiente al hombre, en el versículo 16: “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”. Dios le está refiriendo algo al hombre, de lo cual Dios no quiere que el hombre participe, pero que Dios sabe que existe. Dios le dice: no comerás de esto; es algo que existe, pero que Dios no quería que el hombre probara; pero lo había hecho libre; el hombre podría haberse mantenido en inocencia, y haber sido guardado en la fidelidad de Dios, sin necesidad de experimentar y de conocer una realidad que Dios y sus ángeles conocían, pero que el hombre, en su inocencia, no conocía. Dios quería guardar al hombre de una esfera donde el hombre podía ser perjudicado.

Guardar.-

Hay también otro verso interesante que saltamos, que está un poquito más atrás, pero que ahora veremos más detalladamente. Leamos el capítulo 2, versículo 15, donde dice: “Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase”. Aquí hay una cosa misteriosa, pues aquí hay un verbo misterioso: guardar. ¿De qué tenía que guardar Adán el Edén? ¿Acaso de los espinos y abrojos, que todavía no había, pues apenas serían fruto de la maldición?, pero aquí no había habido todavía la maldición por causa del hombre para la tierra, pero sí había algo de lo cual el hombre debía guardarse. El hombre tenía una responsabilidad de guardar. Ahí empezamos a ver el principio de la guerra, el principio del muro del que estábamos hablando ayer. El hombre debía ser un muro que no permitiera la intrusión de ese mundo espiritual maligno del cual Dios tenía conocimiento. Si el hombre se mantenía en comunión con Dios, viviendo por el Árbol de la Vida, sin vivir una vida independiente de Dios, confiándose a Dios, Dios lo mantendría guardado, Dios lo mantendría protegido. Dios no quería que el hombre conociera algunas cosas que Dios sí conocía; Dios no quería descubrirle al hombre ciertas secretos de cosas que provienen de la rebelión que había acontecido en el mundo invisible, angélico, en el mundo espiritual. Y aún hoy, ya después de la caída, Dios prohibe la incursión en el ocultismo; y ésto con el fin de proteger al hombre. Apenas lo mínimo necesario para la condición actual está revelado de parte de Dios sin peligro; pero la exposición a ese mundo, aparte de Dios, está llena de peligros por la peligrosidad y mentiras de las comunicaciones prohibidas de parte de espíritus rebeldes.

Aquí en el Génesis no aparece aún la descripción de Satanás que Dios hace luego; no aparece aún el origen de Satanás. El hombre fue creado, y aún no sabía lo qué había pasado en los cielos, ni sabía que existía Satanás y sus ángeles caídos, sus espíritus inmundos. Pero Dios sí sabía que existía Satanás y su mundo. Dios sí sabía que había huestes que se habían rebelado en la esfera celestial. Ahora el hombre debía guardar el Edén y extenderlo; debía guardarlo viviendo por la vida divina mientras el Dios Todopoderoso le cubría, pero no debía comer del árbol del conocimiento del bien y del mal. Si el hombre se independizaba de Dios, si el hombre decidía caminar a su propia manera, si decidía salir de la Presencia y del cuidado de Dios, y quería vivir una vida independiente y por sí mismo, entonces el hombre abriría la puerta para la invasión de ese mundo espiritual rebelde, y ahí el hombre moriría, habiendo dejado su misión de guardar, y pasaría a venderse, cual traidor, al bando enemigo de Dios. Dejaría de mantener el muro y abriría la puerta.

Muro o puerta.-

En el Libro del Cantar de los cantares hay una expresión interesante que quisiera que ustedes me acompañaran a verla. Hacia el final de los Cantares de Salomón, en el capítulo 8, en el versículo 9, hablando de la esposa del Cordero, y de su pequeña hermana, o sea, hablando de los vencedores y de los otros hermanos, dice lo siguiente: Cantares 8:9: “Si ella (la pequeña hermana) es muro, edificaremos sobre él un palacio de plata; si fuere puerta, la guarneceremos con tablas de cedro”.

Mire qué interesante; si es muro, quiere decir que nadie puede entrar por allí; pero si es puerta, quiere decir que la puerta se abre y se cierra y muchos entran por la puerta. Una chica que es muro, es una chica que se sabe guardar. Pero una chica que es puerta, es como decir, una chica fácil, que muchos entran y salen por ella, y puede resultar madre de muchos muchachitos que no sabrán quizá quienes fueron sus padres. Si ella es muro, edificaremos sobre ella un palacio de plata; pero si es una puerta, si es una chica fácil, hay que guarnecerla con tablas de cedro.

Entonces, ahí está el ser humano; el podría haber sido muro, o podría haber sido puerta. Esa es nuestra condición frente al mundo espiritual. Frente al mundo espiritual maligno el ser humano puede ser muro, o el ser humano puede ser puerta; pues el género humano es, como decir, la mujer de Dios. Dios es el marido, y la creación es la mujer; la mujer representa a la creación y el marido representa a Dios. Si ella es muro, si ella se guarda, se puede edificar; pero si ella es puerta y deja que pase el enemigo, entonces habrá un gran problema; ¿qué hay que hacer con esta clase de puerta? Si fuere puerta, la  guarneceremos con tablas de cedro. Ahora, el hombre fue puerta; entonces tuvo que venir la redención por la cruz de Cristo, las tablas de cedro, para guarnecer esa puerta. El hombre abrió la puerta; la redención guarnece la puerta.

La serpiente.-

Entonces, volvamos otra vez allí al libro de Génesis, y miremos ahora en el capítulo tres, cuando aparece la serpiente. Capítulo 3, verso 1. Veamos estas figuras y también esta historia espiritual y real: “Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer:...” O sea, comenzó a tocar la puerta. “¿Con que Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo…” O sea, aquí no había ni que haberse puesto a charlar;  pero la curiosidad mata al gato; lo hace a uno charlar para ver hasta dónde se puede llegar. “Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis...”; ahí comenzó la mentira, no moriréis; y hoy sigue diciéndole a ciertos “científicos”: descubriréis el genoma humano y lograréis la inmortalidad; porque cuando haya fallado un miembro, entonces le hacemos otro;  se lo fabricamos en el laboratorio, y así no vas a morir. No moriréis, esa es la misma mentira. Tengo un libro que se llama “El secreto final de los iluminados”, de los Iluminati, La sociedad luciferiana de los Iluminati, en el cual dice cual es el tal secreto final; consiste en la misma mentira: no moriréis; pero están todos podridos. No moriréis, y están todos podridos. Algunos están congelados, pero muertos; son muertos, no solo fríos, sino congelados. La muerte.

Ahora dice aquí: “…la serpiente era astuta”. ¿Quién es esta más antigua serpiente mencionada? Acuérdese de que siempre habrá hermanos nuevos, por lo cual es necesario ir  despacio. Vamos al Apocalipsis, al capítulo 12, donde dice en el verso 9: “Y fue lanzado fuera al gran dragón, (fue lanzado fuera el hombre, pero también es lanzado fuera el gran dragón), la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él”. O sea, aquí en Apocalipsis se nos completa la revelación. Ustedes saben Apocalipsis es el último libro de la Biblia donde se completa la revelación; en Génesis se comienza la revelación, pero con el apóstol Juan se culmina la revelación proposicional de la Biblia, la palabra de Dios revelada por Dios.

Aquí al principio de Génesis apenas se nos insinúa que hay algo peligroso; pero el hombre es inocente, el hombre debe ser el muro, el hombre debe guardar el huerto y debe abstenerse de participar de aquello de lo que Dios no quiere que el hombre participe, ni le abra la puerta. Pero ¿de quién lo tiene que guardar? Eso el hombre no lo conoce bien, a qué no le tiene que abrir la puerta. Dios lo conoce y es suficiente para sostener al hombre, pero Satanás es un enemigo de Dios en los lugares celestiales; y aquí nos habla Apocalipsis de la serpiente antigua que se llama diablo y Satanás, y que es el gran dragón que arrastró a la tercera parte de las estrellas del cielo; habla de los ángeles de Satanás; hubo una rebelión en los cielos, y esa rebelión colocó en la atmósfera espiritual enemigos de Dios y del hombre, que fue creado en ese ambiente, aunque cubierto por la inocencia, y por la vida y la fidelidad de Dios.

Desde el principio Dios sabía lo que estaba haciendo con el hombre; Dios sabía para qué había creado al hombre. Vamos a ver un poquito más adelante, dónde colocó Dios al hombre y qué le encomendó Dios al hombre. Lo que estamos viendo aquí desde el principio es que el hombre no fue solamente puesto en el Edén, sino que aún en el Edén había una puerta que podría destruirlo; había peligros en y  para el Edén. Si no hubiera peligros para el Edén, no habría necesidad de guardarlo. Pero si se le encomendó el Edén al hombre para guardarlo, es porque había peligros para el Edén.

Aquel querubín.-

Ahora vamos allí al libro de Ezequiel, capítulo 28. Los hermanos que ya son más duchos en esto, por favor, toleren que yo vaya despacio porque causa de los hermanos más nuevos. Amén. Capítulo 28 en Ezequiel, desde los versos 12 y 13. Fíjense en un detalle. En la Biblia se nos enseña que detrás de los gobiernos del mundo naturales, que son tipificados por la bestia y las cabezas de la bestia, existen poderes o potestades espirituales que están detrás. Por ejemplo, cuando Daniel iba a recibir la revelación de Dios, el príncipe de Persia, dice el capítulo 10, se le opuso. Ese príncipe de Persia era una potestad espiritual, era una de las cabezas del dragón. La Biblia habla del dragón y sus cabezas, y de la bestia y sus cabezas. El dragón se refiere a Satanás, y sus cabezas se refieren a sus principados aliados a él; o sea, a los príncipes demoníacos, los de esa región espiritual, ese mundo paralelo del cual el Señor quería guardar a Adán; no de todo ese mundo, sino de determinados personajes en ese mundo.

Y la bestia, se refiere en la Biblia, al reino natural, a la “civilización”; por ejemplo, el imperio griego era una civilización representada en una de las cabezas de la bestia; el imperio babilónico era otra civilización representada en otra de las cabezas de la bestia; el imperio persa era otra civilización representada en otra de las cabezas de la bestia. El aspecto político y natural es lo que se llama la bestia y sus cabezas; el aspecto espiritual de entidades espirituales en el mundo espiritual es lo que se llama del dragón y sus cabezas.

Entonces, cuando el príncipe espiritual, el principado de Persia, una de las cabezas del dragón, estaba ejerciendo influencia sobre los hombres, su influencia se manifestó en la llamada “civilización” Persa.

Cuando cayó el príncipe de Persia, cayó el imperio Persa; cuando vino el príncipe de Grecia, surgió el imperio Griego. O sea que existen principados espirituales, los que san Pablo llama de gobernadores de las tinieblas de este siglo, como lo dice en Efesios 6, que no tenemos lucha contra carne ni sangre, sino contra principados y potestades en las regiones celestes. Estos principados ya existían cuando fue hecho el hombre, y ya eran rebeldes cuando fue creado el hombre. Entonces el hombre debe conocer estas cosas. Si es muro, edificaremos, pero si es puerta, tendremos que guarnecerla. El hombre fue puerta, entonces hubo que guarnecerlo; esa es la redención, esa es la cruz, esas son las tablas de cedro.

Entonces aquí en Ezequiel 28, en el verso 12, cuando se le habla al rey de Tiro, es como cuando Daniel hablaba del príncipe de Persia. Estaba el imperio de los Fenicios con capital en Tiro, y también en Sidón, y estaba el verdadero príncipe que movía detrás de bambalinas los hilos de la civilización Fenicia; o sea, el espíritu de la nación.

Entonces aquí Dios, por Ezequiel, comienza a hablarle directamente, no al príncipe natural de Tiro, sino al verdadero titiritero que está detrás, en el mundo espiritual; ese titiritero es Satanás con sus huestes. Dios le dice así: “Hijo de hombre, (o sea Ezequiel), levanta endechas, (o sea, lamentaciones, ayes), sobre el rey de Tiro, y dile: Así ha dicho Jehová el Señor: Tú eras… (y mire lo que empieza a revelar Dios acerca del verdadero rey de Tiro, acerca del príncipe detrás del gobierno natural, el verdadero gobierno, el gobierno invisible, el gobierno secreto, el gobierno de las potestades que dice san Pablo, gobernadores de las tinieblas de este mundo, de este cosmos, de este siglo y de esta era). “Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría y acabado de hermosura. En Edén, en el huerto de Dios estuviste… (Ah, ahora fíjate en quién había estado antes en el Edén. En qué lugar puso Dios al hombre. En el Edén había estado este personaje; después hubo una rebelión, como vamos a ver acá, y Dios hizo otra creatura, y la colocó en el lugar donde había estado esta otra, en el Edén. “En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro… (Fíjate en que después, en Apocalipsis, aparece la nueva Jerusalén con estos materiales; pero ya no está Satanás formando parte de ella; ahora es el hombre redimido el que está vestido de la gloria en esa edificación. Si fuimos muro, edificaremos. En la nueva Jerusalén vemos al hombre laborando con Dios, y edificando con Dios, y vemos estos materiales; pero estos materiales habían aparecido antes en otro personaje).

Esta belleza estaba antes en otro. Otro había sido  mayordomo antes, otro había sido sobresaliente entre la creación antes; miren la misión que tenía: “…los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu creación”. Este personaje es un querubín; mire el verso 14: “Tú, querubín,...”; no es un personaje de sangre y carne, sino que es el principado espiritual que está detrás del príncipe de Tiro, el titiritero; digamos que el príncipe natural de Tiro es el títere, y el titiritero es ese personaje querúbico. Este es un querubín. Ahora, ¿qué se dice de este querubín? “…los primores de tus tamboriles y flautas...(y también, en Isaías 14, aparecen: tus cuerdas; o sea, la música de cuerda, la música de viento y la percusión estaban a su cargo para la adoración a Dios; habían sido preparados para él. El era el que debía traer alabanza a Dios. Dios había hecho una criatura para presidir en la alabanza. Todas las criaturas debemos alabanza a Dios; y el que debía presidir en la alabanza era nada menos que este personaje querúbico llamado Lucero, que había estado en el Edén, cuya vestidura era casi como la de la Nueva Jerusalén, y cuyo ministerio era el de presidir en alabar a Dios, en reconocerlo.

Dios ya sabía, como Jesús desde el principio sabía quién era Judas Iscariote, Dios, como omnisciente que es, sabía quién iba a ser este personaje. Pero de todas maneras Dios, en su sabiduría y propósitos, lo creó, pero dentro de la libertad y la perfección. Antes de que hubiera un David, hubo un Saúl. Y David aprendió lo que era un mal gobierno, debajo de Saúl. Dios quiere otorgar dominio, quiere delegar de Su autoridad; y primero les fue delegada medida a estos personajes; y éste era uno de los líderes, pero fue como Saúl. Ahora es el hombre el que tiene que ser como David.

Entonces dice: “…los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu creación”. Preparados para ti. Es decir, Dios le había preparado un ministerio de alabanza a Dios, que debía dirigir este querubín. La creación debe reconocer a Dios; la alabanza es el reconocimiento de las virtudes de Dios; y Dios les había concedido la facultad de reconocer a Dios, asombrarse con Dios, y adorar a Dios, a estos personajes; pero principalmente a éste que parece que debía haber sido el máximo líder en la adoración. No era que no hubiera otros querubines; también había otros; pero éste fue el que cayó. Éste es el origen del mal, éste es el origen de los problemas en el mundo espiritual. Pero es necesario que tengamos esto presente para entender qué es la guerra, en qué consiste, y por qué es guerra.

Entonces sigue diciendo: “Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, (santo, y monte). “…allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas. Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad”. No existía hasta este momento la maldad en ninguna parte del universo; la maldad comenzó aquí. Perfecto eras hasta que se halló en ti maldad.

Por eso se habla del árbol del conocimiento del bien y del mal. Satanás había conocido los dos; él había conocido el bien y dio origen al mal; por eso Jesús le llama a él el padre de la mentira que de suyo habla (Jn.8:44). El mal se originó en él; él dejó de centrarse en Dios, y como vamos a ver ahora en Isaías, él se centró en sí mismo. Centrarse en sí mismo, ahí está la esencia de la mentira, de la maldad y de la rebelión, la traición al Amor. Por eso hay guerra, para dilucidar quién es el centro legítimo; si el centro es Dios, o el centro es la creatura, si el centro soy yo.

Hermanos, cuán fácilmente nos centramos en nosotros mismos. Ahí está el quid de la cuestión, ahí está el principio de la guerra. Ah, mi hermano Toñito me cuenta una aventura que tuvo él; inmediatamente lo cayo yo para contar la mía. Si éste me está diciendo lo que a él le gusta, inmediatamente salgo yo para decir lo que a mí me gusta. Siempre estamos concentrados en nosotros mismos, pendientes de nosotros mismos. Cuando Adán fue creado, se dice que estaba desnudo y no se daba cuenta de que estaba desnudo, porque él estaba mirando a Dios. El era alguien concentrado en Dios y Dios era el centro; pero el problema comenzó cuando esta importante creatura, este querubín grande y protector, dejó de centrarse en Dios, y comenzó a centrarse en sí mismo. Ahí comenzó la rivalidad. Ahí comenzó la guerra. Y ahora ¿de qué bando estamos nosotros? depende del centro alrededor del cual nosotros giramos. Si nosotros giramos alrededor de Dios, estamos en el bando de Dios; pero si giramos alrededor de nosotros mismos, estamos en el mismo bando de Satanás. Esa es la guerra. Es una guerra seria, muy seria. Todo el trabajo de Satanás es para apartarnos de Dios. Esas son las palaberas de la serpiente: “¿Con que Dios os ha dicho que no comais? …sabe Dios que el día que comais serán abiertos vuestros ojos y seréis como Dios sabiendo el bien y el mal” (Gn.3:1,5). O sea, lo llevó a ser como él era, le participó el mismo venenoso principio diabólico.

Entonces dice la Palabra de Dios: “Perfecto eras en todos tus caminos… hasta que se halló en ti maldad. A causa de la multitud de tus contrataciones, (es decir, tenía muchas ocupaciones, se le había delegado mucho, y por causa de eso se enalteció en el corazón. ¡Qué terrible es esto!. ¡Qué peligro es esto!. Dice: “A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector. Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor;…” Ahí está la causa de todos los problemas. ¡Que Dios nos conceda la gracia de guardarnos para no enaltecernos!. Dice La Escritura que a Pablo le fue dado un aguijón para que no se enalteciera sobremanera; Dios le dio tantas revelaciones, que había peligro de que el mismo apóstol Pablo se enalteciera; pero Dios le guardó de eso con un aguijoncito. Y cada vez que comenzaba a hincharse, ay! se chuzaba con el aguijón; así que Dios no le dejaba hincharse, porque ahí estaba el aguijón preparado. Yo pienso que tenemos que darle gracias a Dios por los aguijones que nos desinflan, para que no nos hinchemos. Unos lo tendrán por un costado, otros por otro; cada uno sabe dónde le aprieta el zapato.

Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra; (y fíjese, fíjese, aquí aparece este dragón, porque este querubín es el diablo. Ese es el dragón que aparece reinando sobre los reyes de la tierra;  mire lo que dice: “delante de los reyes te pondré para que miren en ti… (Que aprendan la lección. Pero ahí fue también cuando dijo el diablo: los reinos de este mundo me han sido dados. Cuándo le fueron dados? Cuando cayó el hombre, y los reyes siguieron al dragón.) ...delante de los reyes te pondré para que miren en ti.” Existe la sociedad llamada de los Iluminati, luciferiana; son los que tienen el gran poder en el mundo, el poder del dinero, el poder del gobierno, de la ONU, de la diplomacia, de los supermercados, del petróleo, de las multinacionales, etc. Son los que tienen el reino de este mundo; pero son controlados por éste a quien Dios puso delante de los reyes para que miren en él.

“Con la multitud de tus maldades y con la iniquidad de tus contrataciones profanaste tu santuario; yo, pues, saqué fuego de en medio de ti, el cual te consumió…” ¿Dónde surgió ese fuego? Dentro de él mismo, cuando él se rebeló; el fuego que le consume cada vez Dios lo hizo salir de él mismo. Cuando Dios es nuestro centro, Dios no necesita que el fuego nos consuma; pero cuando nosotros somos el centro, nosotros mismos abrimos las puertas del infierno de fuego. “Yo, pues, saqué fuego de en medio de ti, el cual te consumió, y te puse en ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te miran. Todos los que te conocieron de entre los pueblos, (muchos lo conocieron), se maravillarán sobre ti; espanto serás, (antes eras dechado de hermosura y acabado de sabiduría) y para siempre dejarás de ser”. Es decir, lo que era, nunca lo será más.

Lucero.-

Vamos a completarlo con Isaías 14. Necesitamos hacer estas relecturas para comprender el principio de la guerra y de la edificación. La edificación es el reino de Dios, en el cual reinamos con Él, y gracias a Él, en el cual le somos leales al que tiene el auténtico derecho, que es Dios; pero la guerra es contra el reino rival. Mas ¿dónde comenzó el reino rival? Cuando quiso aparecer otro centro diferente a Dios mismo; ese es el rival. El centro diferente a Dios puede aparecer en el mundo religioso, o en el intelectual, o en el político, o en cualquier otro, pero cualquier otro centro que no sea Dios, es un centro rival, y por eso hay la guerra; hay que entender.

Entonces en Isaías 14, diciendo lo mismo que se había dicho del rey de Tiro, aquí Dios le está hablando al rey de Babilonia; pero el verdadero rey de Babilonia, no era solo Nabucodonosor con sus sucesores, ese era solamente la bestia, la cabeza de la bestia. Pero detrás de la bestia estaba el dragón, porque el dragón es el que le da el poder a la bestia, como dice en Apocalipsis; o sea, es el príncipe, el gobernador de las tinieblas, el que transmite su influencia a través del gobernador natural. Entonces leemos en el capítulo 14 de Isaías, desde el verso 4, para entender quién está detrás de Babilonia. Le dice Dios a Isaías: “…pronunciarás este proverbio contra el rey de Babilonia, y dirás: ¡Cómo paró el opresor, cómo acabó la ciudad codiciosa de oro! Esta es la civitas diabolis, la ciudad del diablo; se caracteriza por la opresión y la codicia. “Quebrantó Jehová el báculo de los impíos, el cetro de los señores;” Ah, cuando viene hablando en el contexto de la caída de Satanás, le llama a Satanás báculo de los impíos y cetro de los señores, porque el dragón es el que le da el poder y autoridad a la bestia que es el poder político. Y dice acá: “...el que hería a los pueblos con furor, con llaga permanente, el que se enseñoreaba de las naciones con ira, y las perseguía con crueldad. Toda la tierra está en reposo y en paz; se cantaron alabanzas. Aun los cipreses se regocijaron a causa de ti, y los cedros del Líbano, diciendo: desde que tú pereciste, no ha subido cortador contra nosotros. El Seol abajo, (debajo de la tierra, del fuego), se espantó de ti; despertó muertos, (o sea que había muertos en el Seol y fueron despertados), que en tu venida salieron a recibirte, hizo levantar de sus sillas a todos los príncipes de la tierra, a todos los reyes de las naciones, (que estaban en el Seol). Todos ellos darán voces, y te dirán: ¿Tú también te debilitaste como nosotros, y llegaste a ser como nosotros? Descendió al Seol tu soberbia, y el sonido de tus arpas; (en Ezequiel hablaba de los tamboriles y flautas, los instrumentos de viento y de percusión; plural flautas); gusanos serán tu cama, y gusanos te cubrirán. ¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! (Lucero quiere decir portador de luz, lo mismo que significa la palabra Lucifer, Lucero). Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón, (ahí está el comienzo del problema, ahí comenzó la guerra en los cielos, aquí está el quid del asunto), Tú que decías en tu corazón: (las cosas empezaron en lo secreto del corazón), subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, (ahí comenzó el problema), y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. (Ese es el quid de la cuestión, ahí está el problema). Más tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo. (Ah, entonces ya sabemos quién es el rey del abismo, Apolión, destructor). Se inclinarán hacia ti los que te vean, te contemplarán, diciendo: ¿Es éste aquel varón que hacía temblar la tierra, que trastornaba los reinos; que puso el mundo como un desierto, que asoló sus ciudades, que a sus presos nunca abrió la cárcel? Todos los reyes de las naciones, todos ellos yacen con honra cada uno en su morada; pero tú echado eres de tu sepulcro como vástago abominable, como vestido de muertos pasados a espada, que descendieron al fondo de la sepultura; como cuerpo muerto hollado. No serás contado con ellos en la sepultura; porque tú destruiste tu tierra, mataste a tu pueblo. No será nombrada para siempre la descendencia de los malignos. Preparad sus hijos para el matadero, por la maldad de sus padres; no se levanten, ni posean la tierra, ni llenen de ciudades la faz del mundo. (Eso que llamamos civilización no es precisamente lo que Dios aprueba. Dios quiere otra civilización, el reino de su Hijo, Jesús el Cristo). Porque yo me levantaré contra ellos, dice Jehová de los ejércitos, y raeré de Babilonia el nombre y el remanente, hijo y nieto, dice Jehová. Y la convertiré en posesión de erizos, y en lagunas de aguas; y la barreré con escobas de destrucción, dice ( Yahvé Sabaot) Jehová de los ejércitos”.

Entonces, hermanos, hemos repasado estos pasajes para tenerlos frescos, para tener conciencia del inicio del combate. De qué era lo que había ya en el aire cuando el hombre fue hecho. Entonces ahora volvamos a Génesis, tenemos todavía media hora.

Faz del abismo.---

Génesis 1:26. “Entonces dijo Dios, (ya llevaba cinco días en ese proceso creativo, y llegó Dios para culminar ese proceso y para ver que todo era bueno en gran manera. Pero fíjese en que Dios, que sabía quién andaba en los aires y en los abismos, no dijo que era bueno el segundo día. Porque fíjese en a qué se refiere el segundo día. “Luego dijo Dios, verso 6: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, (esos son los abismos), de las aguas que estaban sobre la expansión”. Para entender un poquito esto vamos a mirar unos versos, y vamos a leer y seguir en Génesis; pero para entender bien lo que está diciendo Génesis tenemos que ver esto. Vamos primero a Efesios y luego Apocalipsis. Efesios, capítulo 2, versos 1 y 2, que nos muestran ya la condición caída del hombre en esta batalla, en esta guerra. “Y él, (o sea, Dios), os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados… (se abrió la puerta, ahora hubo que guarnecerla),…en los cuales, (o sea, en los pecados), anduvisteis en otro tiempo. (Pero fíjese en que) “cuando estabais en delitos y pecados”, (no era una cosa solo nuestra, no era una cosa solo humana, cuando estábamos en delitos y pecados; algo sobrehumano estaba aconteciendo en esta guerra. Aquí dice):…anduvisteis en otro tiempo, (en delitos y pecados), siguiendo la corriente de este mundo, conforme (o sea que la corriente de este mundo se conforma) al príncipe de la potestad del aire. (Note esta palabra: príncipe de la potestad del aire, del aire).. ...el espíritu que ahora opera, (o sea que el príncipe de la potestad del aire está operando ahora; no solamente están obrando los hombres, sino que está obrando el príncipe de la potestad del aire en esos hombres). …el príncipe de la potestad del aire… que opera en lo hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros, (incluidos los apóstoles) vivimos en otro tiempo, (aleluya, gracias a Dios en otro tiempo, antes de la venida del Señor Jesús; pero aun los apóstoles estuvieron aquí) haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, (así que hacer lo que a uno se le ocurre, que parecía tan normal, tan humano, no es tan normal. Hacer simplemente la voluntad de la carne y de los pensamientos, es ser cabalgados por Satanás, el príncipe de la potestad del aire que opera en los hijos de desobediencia cuando hacíamos la voluntad de la carne y de los pensamientos) y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Pero Dios (¡aleluya! No nosotros, Dios), que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, (la humanidad fue resucitada en la humanidad de Jesucristo), y así mismo nos hizo sentar (ahora ¿donde? Ah, no solamente en la tierra; es un asunto espiritual), en los lugares celestiales, (nos hizo sentar reinando) con Cristo, reinando con Cristo; este reinar con Cristo es el verdadero dominio que Dios quiso que el hombre tuviera.

Mire ahora lo que dice el capítulo 6, que lo he mencionado, pero que lo tengo que leer para algunos del mismo Efesios: Dice desde el 10: “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis (resistir o) estar firmes contra las asechanzas del diablo”. (Hermanos hay algo que se llama las asechanzas del diablo; esto está completamente minado; las asechanzas del diablo). Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad, () en las regiones celestes”. Por eso se le llama el príncipe de la potestad del aire en las regiones celestes.

Por eso cuando el Señor hizo la expansión, Él sabía quién estaba allí; por eso no dijo nada, por eso no dijo que era bueno, para no engañarnos; porque si hubiera dicho que era bueno, nosotros pensaríamos que no había nada malo por ahí en la expansión, nada malo en lo cielos, nada malo en las regiones celestes, nada malo en los aires; y por eso Dios se calló, no dijo nada, se quedó callado para no engañarnos. ¿Se dan cuenta hermanos?

Ahora vamos a Apocalipsis 9, verso 1; “El quinto ángel tocó la trompeta, y vi, (ah, aquí vemos a uno que cae), una estrella que cayó del cielo a la tierra; y se le dio la llave del pozo del abismo. (El no tenía la llave; el que tiene la llave es el Señor; pero cuando cayó esta estrella, se le permitió caer para liberar algunos espíritus para atormentar a los que quieren ser sus amigos, para que conozcan de quién están siendo amigos, a ver si se arrepienten a tiempo, antes de ir definitivamente al abismo; van a vivir sufriendo de las langostas del abismo por unos cinco meses, para que conozcan a dónde van a ir eternamente si no se arrepienten; o sea que esto que parece tan terrible es pura misericordia de Dios para que conozcan dónde van a ir para siempre si no arrepienten y creen en el evangelio; los deja vivir por cinco meses una gran tortura para mostrarles con quién se aliaron, a quién escogieron; no escogieron a Dios sino que se hicieron amigos de éstos, y miren cómo son éstos. Entonces se le dio la potestad de abrir el pozo del abismo, y se dice): Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como humo de un gran horno; y se oscureció el sol y el aire por el humo del pozo. Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se les dio poder, como tienen poder los escorpiones de la tierra. Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes. (El sello de Dios es el Espíritu Santo; eso lo dice en Efesios.) Y les fue dado, no que los matasen, porque Dios no quería que los matasen,) sino que los atormentasen, (Dios no quiere que los maten; al contrario, lo que Dios busca es que se arrepientan; pero ni aun así se arrepintieron.) …no que los matasen sino que los atormentasen cinco meses; y su tormento era como tormento de escorpión cuando hiere al hombre. Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán; (A usted ¿qué le parece ahora la juventud procurando el suicidio? hablando de eso, parece que están empezando a buscar la muerte; y dice: pero la muerte huirá de ellos.) El aspecto de las langostas era semejante a caballos preparados para la guerra; (ellos sí saben en qué guerra están contra nosotros; nosotros somos los que no sabemos,) en las cabezas tenían como coronas de oro; sus caras eran como caras humanas; tenían cabello como cabello de mujer; sus dientes eran como de leones; tenían corazas como corazas de hierro; el ruido de sus alas era como el estruendo de muchos carros de caballos corriendo a la batalla; (y es contra nosotros, pero se les impidió hacer daño a los que tengan el sello del Dios vivo. Hay que tener el sello del Espíritu, para no ser heridos por ellos,) tenían colas como de escorpiones, y también aguijones; y en sus colas tenían poder para dañar a los hombres durante cinco meses. (Miren que Dios tiene el poder y solo les dice, hasta aquí les permito, de aquí no pasarán. Dios les permite atormentar cinco meses, pero no les permite matar. Fíjense en el verso 11:) Y tienen por rey sobre ellos al ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en griego, Apolión. El primer ay pasó; (ese es el primer ay. Ahora fíjese en cómo se le llama a él. Aquí quiero llamarles la atención: Abadón y Apolíon, y es rey del abismo. En la Biblia la palabra abismo se le aplica también a los mares; los mares son también llamados abismos. Vamos a ver algunos versos; por ejemplo, vamos al libro del profeta Jonás. Jonás 2: Cuando echaron a Jonás al mar, dice Jonás: “Entonces oró Jonás a Jehová su Dios desde el vientre del pez, y dijo: Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó; desde el seno del Seol clamé y mi voz oíste. Me echaste a lo profundo, en medio de los mares, y me rodeó la corriente; todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí. Entonces dije: desechad... (Continúa)