CONSIDERACIONES ACERCA DE LA IGLESIA (3)

26.05.2011 03:00

(10) La iglesia de la localidad en las casas.-

 

Las reuniones pueden hacerse en un solo lugar[i], o en las casas[ii], según la necesidad; sin embargo, cada casa no es una iglesia[iii]. La iglesia, si son pocos en una localidad, puede reunirse como iglesia en una casa, tal como reuníase la iglesia en casa de Aquila y Priscila[iv], en casa de Ninfas[v] y en casa de Filemón[vi]. Los cuatro casos mencionados como "iglesia" en la casa, en las Escrituras. Mas la iglesia sigue siendo una en la ciudad o localidad. El pan es uno solo[vii]; por lo tanto no debe haber mesas rivales, sino un pan y una mesa en uno o en varios lugares. No debe dividirse a los hermanos, pues, peleando, se separan sin arreglar sus problemas, y pretenden salir de una llamada "iglesia en una casa", o de un templo sectario, y formar "otra iglesia", o adherirse a otra supuesta "iglesia" sectaria en la misma ciudad, despedazando la unidad visible del cuerpo de Cristo[viii], y comiendo indignamenmte, sin discernir, de la Cena que debiera ser la del Señor[ix], y no meramente la de una secta[x]. Nadie pueede escoger "iglesia" en la ciudad, porque a los ojos de Dios no hay dos, ni más, aunque los hijos de Dios, por inmadurez, se dividan carnalmente[xi]. No hay respaldo bíblico para dos "iglesias" en una misma localidad[xii]. No se puede escoger iglesia que realmente lo sea; se ha de aceptar a la,iglesia única del Señor que está en la ciudad. Se debe recibir a todos los que Cristo recibió[xiii], pues en Él nos reconcilia en Uno[xiv]. Si hay irregularidades en la iglesia de la ciudad, debemos trabajar para corregirlas[xv], sin participar del mal[xvi], mas sin dividir las iglesia[xvii], sino más bien siguiendo la verdad, el amor, la fe y la justicia, juntos y unánimes, con todos los de corazón limpio que invocan al Señor[xviii]. Como dice Pablo en 1Cor.11:19: que las disensiones en la iglesia de la ciudad manifiestan a los aprobados; pero éstos permanecen en la luz de la comunión del cuerpo. Tal comunión es la misma del principio, que se manifiesta claramente en el Nuevo Testamento.

 

Debe notarse que la "iglesia en la casa de Aquila y Priscila" era la misma iglesia de Efeso[xix], la cual era una sola, un solo candelero[xx]; igualmente acontece con la "iglesia en casa de Ninfas", que, según Colosenses y Apocalipsis, era la iglesia de los laodicenses[xxi], un solo candelero, el de Laodicea[xxii]. Watchman Nee To Sheng nos informa que, según Teodoreto, del siglo V, la casa de Filemón era en aquel tiempo un lugar turístico, porque allí había comenzado a reunirse la iglesia de Colosas [Pláticas adicionales sobre la vida de la Iglesia]. Cuando Pablo escribe a los hermanos en Roma, saluda una sola vez como iglesia a la "iglesia en la casa de Aquila y Priscila"[xxiii]; después simplemente dice: "y a los santos que están con ellos"[xxiv], y "a los de su casa"[xxv]. El más claro ejemplo de que varias reuniones caseras en una sola ciudad no hacen varias iglesias dentro de la misma ciudad, lo tenemos en Jerusalem. Ellos eran muchísimos, más de diez millares[xxvi], y reuníanse en el templo de los judíos y en las casas[xxvii]; pero estaban todos juntos y unánimes[xxviii] siendo simplemente la iglesia de la ciudad de Jerusalem[xxix]. Pablo reprende a los corintios por dividirse entre sí y agruparse alrededor de la misión de líderes, en vez de alrededor de Cristo incluyendo a todos los miembros del cuerpo[xxx]. debieran más bien estarse recibiendo unos a otros como un solo cuerpo[xxxi]. Ni Pablo, ni Apolos, ni Cefas tienen derecho de reunir alrededor solo de sí mismos, o solo de su misión particular, a la iglesia de Corinto. Ni siquiera los que decían ser de Cristo, sin identificarse con denominación alguna, ttenían derecho de pasar por alto a sus hermanos en Cristo que se gloriaban en nombres distintos[xxxii]. La falta de madurez produce sectarismo. Tampoco hoy tenemos derecho de hacer lo que le fue prohibido a los santos en tiempos apostólicos. Toda práctica antibíblica es sumamente peligrosa; cruza los límites del Espíritu, y a la postre la aprovechará el diablo. Aún hoy en día debemos comprender que la luz acerca de las jurisdicción de la iglesia de la población, una por ciudad, o municipio, o localidad, o aldea, no mayor, ni dos o más, no es tal comprensión la que nos hace miembros del cuerpo de Cristo, sino la común participación del Espíritu de Cristo[xxxiii].

 

(11) Sin división.-

 

Es el Espíritu, quien nos bautiza en un solo cuerpo, quien progresivamente nos va guiando a toda verdad. Sin embargo, debemos, sí, ser fieles a la Palabra[xxxiv], manteniendo el nivel bíblico[xxxv] y espiritual, moviéndonos en iglesia local; es decir, aceptando a todos los santos en Cristo Jesús de la ciudad y el mundo, reconociendo todo lo que Cristo ya ha hecho en los hermanos, aunque varios de estos aún moren en el pecado de la división. No podemos participar del sectarismo, ni tampoco debemos pecar dividiéndonos de lo que sí es de Cristo[xxxvi]. Abrazamos todo lo netamente cristiano, pero procurando no ser enredados en lo ageno. Debemos entresacar lo verdadero de entre lo falso, lo santo de entre lo profano, lo limpio de entre lo inmundo, lo celestial de entre lo carnal. En la fe recibimos al débil[xxxvii], mas sin pecar con él.

 

No podemos anular el hecho divino de que el cuerpo de Cristo es uno solo[xxxviii], al cual pertenecen todos los Suyos, que son los que tienen Su Espíritu, aunque aún algunos no entiendan la jurisdicción bíblica de la iglesia de la localidad. Ese era el caso de hermanos cristianos en Corinto, a los cuales Pablo, aún así, llamaba santos[xxxix].

 

Ahora bien, la verdad permanece en las Escrituras, y escrituralmente hallamos solamente una iglesia en cada ciudad, y un presbiterio coordinado en el Espíritu, amor, verdad y libertad[xl], compuesto de todos los ancianos puestos obispos por el Espíritu del Señor[xli]. Un apóstol en su localidad es un anciano[xlii]. La administración local, pues, es también una sola: el presbiterio de la ciudad[xliii]. Santos, obispos y diáconos los ha de haber en la iglesia de cada localidad[xliv].

 

(12) La jurisdicción de una iglesia local.-

 

Aunque la obra de los apóstoles es regional y tal su jurisdicción[xlv], no así con una iglesia local establecida ya en la ciudad; ésta es una unidad, un candelero, y tiene jurisdicción y responsabilidad propia en su ciudad respectiva[xlvi]. La iglesia en la localidad incluso prueba a los que dicen ser apóstoles[xlvii]. Así que, aunque reconocemos apropiada y suficientemente la jurisdicción regional de la obra apostólica, sin embargo no hallamos en las Escrituras que varias iglesias locales, o sea, de varias ciudades con una iglesia cada ciudad, no hallamos decíamos, que fueran reunidas en una sola "iglesia" denominacional, ni provincial, ni nacional, ni continental, ni mundial. No aparece en la Biblia ninguna iglesia cuya jurisdicción sea mayor a una ciudad. No vemos una iglesia mundial. Vemos, sí, al Hijo y Hombre entre los candeleros[xlviii] y hablando de "todas las iglesias"[xlix] y de "las siete iglesias que están en Asia"[l] ; lo vemos dirigiéndose a cada iglesia local de ciudad como a una unidad[li]. Siempre en todo caso, cuando se refiere a provincia, nación, continente, ó mundo, usa la Escritura el plural "iglesias"; nos habla la Escritura de "las iglesias " por toda Judea, Samaria y Galilea[lii], que eran provincias; nunca habla de "una" iglesia denominacional que abarque sucursales en varias ciudades separando grupitos de entre cada iglesia local para formar con los grupitos separados de su jurisdicción bíblica "una" iglesia denominacional. No es tal cosa autorizada por la Biblia. Siempre habla de "iglesias", respetando la jurisdicción de cada ciudad. Las iglesias de Siria y de Cilicia eran confirmadas[liii], las iglesias de los gentiles daban gracias[liv], las iglesias de Cristo saludaban a los santos de Roma[lv]; estas no eran denominaciones; Pablo enseñaba en todas partes y en todas las iglesias[lvi] y ordenaba en todas las iglesias[lvii] de su jurisdicción; lo cual El Espíritu ha establecido como ejemplo en la Escritura; las iglesias de Dios no tenían tal o cual costumbre[lviii]; en todas las iglesias de los santos las mujeres están sujetas[lix]; ordenó a las iglesias de Galacia[lx] y escribió a ellas[lxi] usando el plural; las iglesias de Asia saludan[lxii]; las iglesias de Macedonia abundan en generosidad[lxiii]; las iglesias designan, reconocen y envían[lxiv]; Pablo recibió salario de otras iglesias[lxv] y se preocupaba por todas las iglesias[lxvi]; las iglesias de Judea oían de la conversión de Saulo[lxvii]; la iglesia (singular) de Tesalónica (ciudad) llegó a ser imitadora de las iglesias (plural) de Judea (provincia)[lxviii], y Pablo se gloriaba en las iglesias de Dios de los santos de la iglesia en Tesalónica[lxix]; El Señor envía mensaje a las siete iglesias que están en Asia[lxx] y todas las iglesias sabrán que Él escudriña la mente y el corazón[lxxi]; el Espíritu habla a las iglesias[lxxii]; Jesús envía Su ángel para dar testimonio de la revelación apocalíptica a las iglesias[lxxiii]. Así que la expresión terrenal del cuerpo de Cristo, en el tiempo y el espacio, solamente es una iglesia en cada ciudad[lxxiv], pues siempre es iglesias en provincias, o naciones, o continentes: Judea, Samaria, Galilea, Siria, Galacia, Macedonia, Acaya, Asia. Y hablando mundialmente, no se habla nunca de una iglesia mundial, sino de iglesias (plural) de los santos[lxxv], de los gentiles[lxxvi], en todas partes[lxxvii]. Quienes se organizan contrariando el patrón que el Espíritu estableció en el tiempo apostólico y que canonizó en las Escrituras, deben saber que no tienen el respaldo bíblico, y que en algún punto están resistiendo al Espíritu.

 

(13) La Iglesia universal.-

 

El cuerpo de Cristo es Uno[lxxviii], la Iglesia universal[lxxix], la Esposa del Cordero que es una sola[lxxx], refiérese solamente a la totalidad de los escogidos en Cristo, de todas las edades, desde el primero hasta el último[lxxxi], pero nunca aparece en las Escrituras una iglesia local en cuanto tal, en la tierra, que pretenda jurisdicción universal, ni mundial, en una época determinada[lxxxii]. Ninguna iglesia local tiene posibilidades de tener jurisdicción sobre la Iglesia universal, pues ésta rebasa el límite temporal y geográfico de su jurisdicción y posibilidades[lxxxiii]. Solamente la suma de todos los equipos apostólicos levantados directamente por el Espíritu Santo de entre las diversas iglesias locales puede abarcar la jurisdicción mundial en una época determinada y ésto, hasta el límite de influencia espiritual y auténtica que el Espíritu conceda a cada cual. La influencia espiritual y auténtica que rinda frutos desde la conciencia íntima para Cristo es la única que realmente edifica el reino de Dios. La hegemonía política del poder terrenal tan sólo edifica el reino de este mundo que está bajo el  maligno (1 Jn.5:19); he allí a la gran Babilonia, la gran ramera vestida de púrpura y escarlata, con un caliz de oro en su mano emborrachando a las naciones y fornicando con los poderosos de la tierra (Ap.17 y 18).

 

Es un error pretender una iglesia nacional o una iglesia estatal, o una iglesia distrital, o una iglesia provincial, o una iglesia continental, o una iglesia mundial , o una iglesia denominacional; no es bíblico. Tan solo podemos tener aquí en la tierra al cuerpo de Cristo manifestado en muchas iglesias locales, una por ciudad. Para otra cosa no tenemos autorización bíblica.

 

Jerusalén[lxxxiv], Antioquía[lxxxv] y Efeso[lxxxvi] aparecen como centros regionales de obras apostólicas, sin embargo Pablo hablaba de no extralimitarse[lxxxvii], y Pedro mismo fue reprendido publicamente por Pablo en Antioquía por no andar rectamente conforme a la verdad del evangelio[lxxxviii]; Pablo fue hecho apóstol no de hombre, ni por hombre[lxxxix], y fue reconocido por Jacobo, Cefas y Juan; tal reconocimiento no era una "licencia eclesiástica" sino una mutua concordia de compañerismo, operado bajo la autoridad directa del Espíritu Santo[xc] y después de ejercido ya el apostolado; no fue una ordenación sino un atestiguar del Espíritu confirmando el apostolado.

 

(14) La jurisdicción de la obra apostólica.-

 

Los apóstoles, cuya jurisdicción es regional, y su responsabilidad la obra[xci], son llamados y enviados directamente por la Cabeza: Jesucristo resucitado, a través de Su vicario que es el Espíritu Santo[xcii]. El presbiterio de la iglesia local, centro de la región de la obra, no necesariamente mundial, es suficiente para recibir la confirmación del Espíritu para tal apostolado; y es suficiente su presbiterio o compañía de ministros para apartar y despedir con imposición de manos a los apóstoles[xciii]; ese es el caso de Antioquía sin necesidad de Jerusalén. El equipo apostólico salido de Antioquía fue reconocido por el de Jerusalén después de ejercido el apostolado. También Antioquía participó de las deliberaciones en Jerusalén[xciv] habiendo previamente rehusado los errores venidos de allí[xcv]. La verdad es Cristo mismo y Su evangelio suficientemente registrado en las Escrituras. Ni siquiera la suma de todos los equipos apostólicos producen la verdad; ésta ya fue revelada, y es Cristo, a quien debe conocerse personal y corporativamente. La iglesia, cuando es fiel a Cristo, al Espíritu y a la Escritura, contiene  la verdad, pero no la produce. Fue el Espíritu Santo, y no una supuesta autoridad de Jereusalén en cuanto Jerusalén, quien estableció la verdad entre los equipos apostólicos[xcvi]. La verdad brota solo del Espíritu, no de la sede[xcvii]. La historia muestra que en las supuestas sedes se han sentado mentirosos cuya vida misma es mentira. Ninguna sede puede pretenderse inalterable[xcviii]. ¿Dónde está Jerusalén hoy?  Donde está el Espíritu Santo hablando, como, donde y cuando quiera, allí está la sede o sedes pues ésta solo puede serlo Cristo. Tan solo cuando Él mismo habla hay verdaderamente fruto para Dios; Él puede usar a cualquiera de los miembros de Su cuerpo[xcix].

 

Los centros regionales de obras establecidas por el Espíritu Santo pueden ser varios. Quien ilumina y edifica verdaderamente es el Espíritu[c], hable de donde hable; y Él habla siempre con las Escrituras[ci]. Él mismo coordina luego sus diversos movimientos operacionales, como lo hizo con Jerusalén y Antioquía[cii]. Ninguna iglesia local ni mucho menos un hombre, hoy por hoy puede abrogarse la pretensión de ser autoridad universal[ciii]; primeramente, le es imposible hablar a toda íntima conciencia como sólo el Espíritu puede hacerlo; por lo tanto, es ineficaz, pues solo la realidad espiritual es capaz de edificar el Templo de Dios[civ] en el hombre interior[cv]; y ésto es prerrogativa exclusiva del Espíritu. El ministerio iniciador de Pedro[cvi] fue temporal y limitado, y ya cumplió su función[cvii] de abrir las puertas del evangelio a judíos y gentiles[cviii]. Ya murió Pedro habiendo usado suficientemente las llaves para abrir a judíos y gentiles la entrada al reino[cix]; lo que desde allí en adelante necesitamos es, sí, al cuerpo todo[cx]. No necesitamos sucesores infieles[cxi] pero sí santos fieles[cxii]. No necesitamos títulos de cargos meramente nominales y sin contenido[cxiii], necesitamos sí, del contenido espiritual de todo ministerio; vida, y no tan solo forma deformada[cxiv]. La autoridad espiritual no descansa en el título ni en el nombramiento meramente humano. Cada apóstol aunque reconocido en las iglesias locales, debe ser enviado y ungido directamente por Cristo. Cuántas veces los hombres se han apresurado con motivos y medios reprobados a constituir para sí a quienes no tenían llamamiento divino ni ejercían  ministerio verdaderamente espiritual alguno. La manifestación de la verdad en Espíritu y vida, con la Palabra, es lo que establece en las conciencias para verdadera sujeción a Dios en Cristo, la verdad. Ésta es Cristo mismo, y tan solo la fidelidad a Él, en espíritu, puede comunicarle. Cristo escoge a quienes quiere, y entonces es Él quien confirma a sus escogidos. "La sabiduría es justificada por sus propios hijos"  (Mt.11:19).

 

(15) Coordinación: ¿Verdadera o falsa?.-

 

Los apóstoles todos son coordinados solamente por Jesucristo, la principal piedra del ángulo[cxv], cuya Voz es el Espíritu[cxvi] y cuyo eco la esposa toda. Es inabarcable para un solo hombre el contenido completo y la misión de la verdad y la reconciliación[cxvii]. La falacia de unidad que pretende descansar en carne[cxviii], tan solo sirve a los propósitos malignos de Satanás quien trabaja en la reunión de las naciones contra Cristo[cxix]. Tristemente la experiencia muestra que los hombres se apartaron de su verdadera Cabeza, siempre cercana, siempre suficiente, Jesucristo, desconociéndole en forma personal, y se postraron ante otra cabeza levantada[cxx]; desconociendo vitalmente a Jesucristo se entregaron en manos ajenas irresponsablemente, siendo arrastrados, como lo prueba la historia, a la desposesión del sacerdocio práctico, e incluso, en muchísimos casos les fue cerrada la puerta de la genuina regeneración espiritual, sin la cual no se es aún verdaderamente cristiano, hijo de Dios, salvo. Cuántos nacidos meramente de la carne[cxxi], y no aún de nuevo en unión espiritual y personal con Cristo[cxxii], viven practicamente en el pecado, sin la experiencia vital de la gracia[cxxiii], mientras que al mismo tiempo confiesan una vaga creencia en un título prohibido por Cristo que se arroga un nombre al cual ni conocen ni entienden[cxxiv]. Cuántos han heredado meramente una superficial y deformada tradición cultural apócrifa y antievangélica pero no han sido aún regenerados ni convertidos por ni para Cristo[cxxv]. He allí la tragedia de los que se pierden sin Cristo al tiempo que se suponen cristianos[cxxvi]. "Por sus frutos los conoceréis"[cxxvii]



[i] 1Cor.14:23

[ii] Hchs.5:42

[iii] 1Cor.11:22

[iv] Rom.16:3-5; 1Cor.16:19

[v] Col.4:15

[vi] Flm.1:2

[vii] 1Cor.10:17

[viii] Jd.1:19; 1Cor.1:10, Rom.16:17; Titto.3:10

[ix] 1Cor.11:29

[x] Gál.5:20

[xi] Hchs.2:46,47

[xii] Ninguna cita del Nuevo Testamento muestra dos iglesias en una misma ciudad.

[xiii] Rom.14:1; 15:7

[xiv] Ef.2:11-22

[xv] 1Cor.5:13

[xvi] Ef.5:11; 1Tim.5:22

[xvii] 1Cor.1:10

[xviii] 2Tim.2:22

[xix] 1Cor.16:19; Hchs.18:18,19,26

[xx] Ap.2:1

[xxi] Col.4:15,16

[xxii] Ap.3:14

[xxiii] Rom.16:5

[xxiv] Rom.16:14,15